Lo que deseas // UcrArg

Capitulo 32

Todos en el salón miraban hacia la mesa de Ucrania, en la cual, usualmente este se sienta solo y en silencio. Y eso mismo era lo que hacía que todos miraran hacia la mesa de el europeo, donde el argentino estaba sentado sobre las piernas de Ucrania, abrazándolo de frente y durmiendo en su hombro.

Nadie podía entender como aquel rubio (El cual todos aún creen que se acostó con el maestro) explosivo y hablador estaba durmiendo abrazado al callado y amargado Ucrania. Incluso los amigos de Argentina miraban atónitos la escena, no sabían nada de eso, aunque también parecía explicar donde estaba Argentina cada vez que desaparecía de la faz de la tierra.

Todos menos Ecuador, el cual miraba a los dos algo preocupado. Él ya sabía acerca del enamoramiento del argentino hacia el ucraniano, cosa que en ningún momento le gustó, ya que conoce al latino, y este es muy manipulable en las relaciones, y no solo en las amorosas, sino que como amigo también. Además de que no conoce a Ucrania, aunque no parece la persona más amorosa para estar con el güero.

Ucrania, el cual estaba algo avergonzado por como estaban los dos y como todos los miraban, sentía como el corazón de Argentina latía desembocado en su pecho, al mismo tiempo que la respiración de este le pegaba en el oído de forma suave. 

Seguía siendo rara la sensación que sentía al momento de estar así con Argentina, pero de igual manera era agradable. Lindo quizás. 

¿Le gusta Argentina? Eso cree. Es decir, ahí está, abrazado a él, disfrutando como este lo abrazaba, tomando las manos de este para sentir lo suaves que son. ¿Eso es gustar? No lo sabe. Y un poco no le importa.

Pero lo que si sabe es que Argentina ya se estaba removiendo mucho sobre él, quizás demasiado, al punto de que en cualquier momento le podía dar una erección culpa de la fricción.--Quédate quieto--Susurró suavemente en el oído de este, haciendo que el latino, aún algo dormido, se estremezca. Cosa notada por varios del salón.

Al momento de salir, fue que todos se levantaron y se fueron lentamente, lo mismo con la pareja que se separó para levantarse y salir, aunque un pequeño comentario, notado por ambos, los detuvo.

--No puedo creer que Ucrania esté con la puta del salón, es decir...--Se escuchó una risilla que Argentina reconoció bastante bien, haciéndolo temblar. Rumanía--...Sólo me bastó una salida para cogérmelo.

--Y bueno, creo que la dignidad lo vale con tal de probar un poco de ese latino--Le continuó el austriaco entre risitas.

Y ninguno de dos los amantes dijo nada.

Ninguno.