Capitulo 6

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--¡Soltame, hijo de puta!

Ucrania escuchó que gritaban desde la vuelta de la esquina de un pasillo, asustados y enojados al mismo tiempo, venían de una voz que por desgracia ya se sabía de memoria. 

¿Debería mirar que pasaba? 

No, no le incumbe. 

Pero se escuchaba tan desesperado ¿Y si estaban intentando hacerle algo?

--¡Déjame! ¡Forro de mierda, para!-- Definitivamente estaban tratando de hacerle algo.

Ahí estaba, el rubio contra una pared del pasillo siendo acorralado por dos chicos de la misma edad, quizás un poco más grandes, uno le sujetaba las manos mientras trataba de besarlo y el otro le estaba levantando las piernas, todo claramente a la fuerza, ya que Argentina intentaba sacar de encima a ambos, pero claramente no podía.

--Espera--El que parecía ser más alto se movió, dejando que el otro pudiera ver perfectamente que Ucrania los miraba--Hay alguien.

El otro volteó inmediatamente, verificando lo que el otro decía, se alarmó y rápidamente soltó al rubio, dejando que caiga al suelo, tomando al otro desconocido del brazo para empezar a correr en dirección opuesta a los protagonistas.

Argentina respiró entrecortado, tirado, llorando, abrumado y aterrado, sin poder pararse ya que le temblaba todo el cuerpo. No era la primera vez que esto le pasaba, todos creían que era un fácil desde que el rumor aquel había llegado, no soportaba más que todos lo miraran como si sólo fuera carne.

Pero Ucrania, Oh, Ucrania no sabía que hacer ¿Debía correr a los que intentaron tocar al americano? ¿Debía acercarse a él? No sabía muy bien que hacer.

--No me mires--Dijo aún llorando el americano, hecho una bolita en el suelo, abrazando sus rodillas. Ucrania lo miró ¿Había escuchado bien?--¡No me mires como si fuera un monstruo, que ya tengo muchos que lo hacen!

Se acercó un poco, desobedeciendo la petición, o más bien orden que le hizo el más bajo. Se sentó junto a él, no sabiendo que decir aún, así que le puso una mano en la espalda, mala elección.

--No necesito tu lástima, Ucrania--Se paró como pudo, y apoyándose en las paredes de el pasillo fue que se largó de allí.

Usualmente se hubiera enojado por como lo trato, pero sentía que el rubio estaba en su derecho, él era el que no sabía que pensar ¿Entonces el rumor era verdad y ahora el argentino se arrepentía por su decisión pasada? Sea como sea, cree que debería haber dicho algo.

Lo que deseas // UcrArgDonde viven las historias. Descúbrelo ahora