Capitulo 9

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--¿Lo hacemos por partes?

--Como quieras.

Argentina con una sonrisa se estiró y le pasó un libro de los que había ido a buscar a la biblioteca, tomando de igual manera uno él también, empezando a buscar alguna página guiado por el índice--Yo hago las primeras.

--Bien.

Empezó buscando la respuesta a una de las preguntas, eran sencillas pero extensas, no tenía problema con la división que había hecho Argentina con las preguntas, pero casi parecía como si le hubiera dado las más fáciles ¿Sería porque es malo en la materia y él lo sabe? No ¿Cómo lo sabría?

El salón estaba vacío, sólo ellos dos y el profesor en el escritorio, el cual al parecer estaba a punto de irse ya que estaba juntando sus cosas, el profesor Italia, bastante conocido por ser muy amable con los estudiantes pero al mismo tiempo bastante mano dura con el orden.

Y así se quedaron en un silencio algo incómodo ¿La costumbre de que Argentina nunca se calla era la causa de la incomodidad de Ucrania? Sea como sea, al menos ser compañero de el rubio no estaba siendo tan malo.

--Nos vemos en casa--Saludó el italiano al latino, recibiendo un "chau" bastante enérgico como respuesta ¿Casa? ¿En que casa? ¿Acaso eran familiares?

No es que realmente le importara pero ahora que lo piensa si tienen bastante similitud, ambos rubios y con cuerpos algo "afeminados", no es que mirara a Argentina o al profesor, sino que son esas cosas que se notan a simple vista, una cinturita delgada y piernas largas, lindos físicamente. 

Sacudió la cabeza levemente  ¿Por que pensaba en eso? Debía concentrarse, sólo eran cuatro preguntas, las responde y se va. Sólo cuatro preguntas sencillas.

Ugh, bueno, al parecer no tan sencillas. Vio las hojas de el rubio, notando que este ya había contestado las dos primeras, o él era muy malo o Argentina muy bueno en la materia.

--¿Necesitas ayuda?--Preguntó de la nada el contrario a él, haciendo que levante la mirada de las hojas ajenas y vea que el rubio estaba mirando en su dirección con esa sonrisa bonita pero fastidiosa.

--No.

--Bueno.

Y simplemente continuó con lo suyo, leyendo nuevamente el libro, buscando la respuesta a la tercera pregunta mientras él no había podido responder ni una sola. ¿Acaso se burlaba de él? Como maldecía haberse quedado solo con ese latino.

De la nada Argentina se agachó y sacó de su mochila una cajita pequeña de color rojo, abriéndola y sacando unos anteojos de marco rectangular y pequeño, abarcando lo único que necesitaba abarcar, marco fino de color negro. No es que les prestara tanta atención realmente pero sentía que el rubio con esos anteojos lo hacía más atractivo a sus ojos, cosa que no era de sorprenderle ya que el chico es demasiado lindo en su estado normal.

--¿Estás seguro que no necesitas ayuda?--Y maldijo a su distraída cabeza por no prestar la atención necesaria en las preguntas, había pasado media hora y no tenía ni una sola palabra en sus hojas, mucho menos una respuesta completa.

--Está bien, ayúdame.

Se levantó y se colocó junto a él, intentando que le explicara que era lo que no entendía para no poder responder, cosa que Ucrania con todo la fatiga que tiene se acomodó en al asiento y suspiró, empezando a decir sus dudas en el tema.

Argentina se colocó en cuclillas, terminando con la cabeza a la altura de la mesa, empezando a explicar el tema con toda la precisión que pudo, pero a pesar de escucharlo, el europeo miraba como a través de el cuello de su remera de veía su pecho levemente marcado.

Al final, Ucrania notó tres cosas esa tarde, que Argentina es muy bueno explicando ya que le pudo aclarar sus dudas y terminar el trabajo.

Que hay veces que Argentina es el centro de sus pensamientos, cosa que no es necesariamente buena o mala ¿Sería quizás el hecho de que lo escuchaba más o menos todas las tardes hablar y no sabía casi nada de él? Es decir ¿Hace cuanto lo conoce y ni siquiera sabía que Italia era su padre?

Y que Argentina es tiene un tatuaje en el hombro derecho que le abarca desde ahí hasta el principio del pectoral.


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