Rose amaba encantamientos. Antes de ir a Hogwarts había robado la varita de sus padres varias veces para probar como se sentía y una vez en Hogwarts quería que llegara esa clase. La clase en la que levantaría la varita y aprendería a hacer magia, pero no una magia cualquiera aquel hechizo que siempre se habían ofrecido de enseñarle sus padres... Wingardium Leviosa. Tal vez la razón por la que ambos se hicieran amigos para más tarde ser la maravillosa pareja actual.
Pero Rose nunca había imaginado su clase soñada como la clase que estaba recibiendo en ese momento, es decir, todo era normal e iba bien, pero Rose era incapaz de atender.
Un líquido marrón que podría ser una poción... Rose lo sabía, era un tema para profesores, pero ser la hija de Ron y Hermione Weasley ahora tendría otro sentido. Ya no sería: "Tus padres son maravillosos" sino "Eres increíble, Rose" Además ella sabía que sus padres en su situación intentarían resolver el misterio y si no podía enorgullecer a sus padres por caer en la casa de Ravenclaw, tal vez lo haría resolviendo aquel misterio y salvando Hogwarts de una posible amenaza.
Rose tenía bajo sus apuntes dos listas. En la primera se podía leer las criaturas o grupos que quisieran ser libres como dictaba el mensaje y la segunda lista especificaba aquellas pociones que conocía de color marrón.
—Señorita Weasley —le llamó el profesor Flitwick.
Rose levantó la mirada colocando sus brazos sobres su apuntes y anotaciones. El profesor le regaló una sonrisa. Le había pillado, ¿verdad?
—¿Podrías probar a hacer Wingardium Leviosa ante todos? —preguntó.
Rose sujetó su varita. Era cierto, no había atendido nada de la clase, pero al menos había visto y oído hacerlo a sus padres muchas veces y ellos ya le habían enseñado antes.
"Agitar y golpear" memorizó Rose. Observó detenidamente su pluma y agitó la varita de la forma que se repetía en su mente con la voz de sus padres.
La pluma se elevó unos centímetros, Rose señaló más arriba con la varita y acto seguido la pluma lo imitó. Segundos después la clase aplaudía y el profesor le regalaba otra de sus sonrisas.
—¡Qué lista soy! —exclamó Rose para sus adentros, pero un comentario de un estudiante dos mesas más atrás que la suya, derrumbó su autoestima.
—¡Es que siendo hija de Hermione Weasley!
Rose rodó los ojos, pero no era momento para discutir. Llevó la vista a sus anotaciones de aquel líquido marrón, pero ninguna poción tenía nada que ver con las criaturas que pudieran exigir libertad. Que trataba de los elfos domésticos, las lechuzas, los animales encerrados para las clases de Defensa Contra las Artes Oscuras o Transformaciones... pero ¿por qué pintar con una poción?
—¿Y si la poción tiene que ver con el significado de la frase? —murmuró Rose.
La clase acabó antes de que Rose se diera cuenta. Recogió sus cosas con rapidez observando que si no se apresuraba llegaría tarde a Vuelo, su siguiente clase.
—Señorita Weasley —le llamó Flitwick.
Rose paró en seco, con el corazón latiendo a mil. Aquel profesor debió darse cuenta de su distracción.
—Debería atender más a clase —sugirió Flitwick—. Después de Wingardium Leviosa no creo que las cosas se le faciliten.
—Lo siento, señor —se disculpó Rose, algo avergonzada.
—Y si necesitas algo, Rose, o tienes algún problema... búscame, ¿vale? —se ofreció Flitwick.
Rose asintió y salió de allí. No le apetecía dar Vuelo. Era la clase que menos le apetecía de todo Hogwarts. Bueno... Podía dar Vuelo o ir de excursión a la biblioteca a curiosear y descubrir quien estaba detrás de ese misterio en Hogwarts.
Una sonrisa traviesa se dibujó en los labios de Rose, mientras a paso rápido se dirigía a su destino.
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Aullidos de Venganza (Una historia de la Tercera Generación)
ФанфикHogwarts peligra por una gran amenaza, así pues tanto adultos como niños de las familias Weasley, Potter, Lupin y Malfoy reúnen piezas para descifrar los mensajes que dejan en el castillo aun cuando descubren que no es el principal objetivo de sus o...