Aullidos de Venganza (Una historia de la Tercera Generación)

Cápitulo 1: Nochemala

La mayor parte de la cena de Nochebuena estaba sobre la mesa. Los pequeños Weasley y Potter se dedicaban a entretenerse cantando canciones, mientras los mayores acababan la cena.

—¡A comer! —anunció Victoire.

Todos tomaron sitio en la mesa. Ese día los anfitriones eran los Weasleys-Delacours, por lo tanto, eran los que se levantan a servir a sus invitados.

Después de hablar de cosas triviales salió el tema de los licántropos a la mesa. A Victoire no le gustaba hablar de eso, pues sabía que a Teddy le inquietaba un poco, a pesar de no haber heredado la licantropía de su padre alguna luna llena estaba más sensible de lo normal y con un apetito por carne inhumano.

—El 27 tengo que presentarme —suspiró Bill Weasley—. Los afectados tenemos que ir y son tanto los hijos de licántropos como los que han sido atacados sin tener licantropía.

—¿Nosotros también tenemos que ir? —inquirió Victoire preocupada mientras sus hermanos prestaban atención también.

—No, para vosotros no es necesario, pero Teddy sí tendría que venir —contestó Bill.

Teddy miró primero a su abuela que le sonrió y luego que a Victoire, ésta le sujetó de la mano y le sonrió también.

—¿Y eso para que sirve? —preguntó Teddy preocupado y con un hilo de voz.

—Solo para tenernos controlados, Teddy —prometió Bill, pero todos en la mesa sabían que también le prohibirían de algunos de derechos.

—Pero es Nochebuena —recordó Victoire—. No tenemos que pensar en eso ahora.

—Sí, además mi tortita tiene forma de osito —añadió Hugo con una sonrisa—. Eres tú, Teddy.

Teddy sonrió con gratitud y Victoire suspiró aliviada, mas cuando la noche parecía que ya no iba a ir para mal un patronus de un gato cruzó el salón de la casa hasta llegar a Harry Potter.

—Debe ser un mensaje —señaló Hermione.

—¿Qué pasa, MacGonagall? —preguntó Harry inclinándose hacia el gato.

—Los licántropos han vuelto a poner una señal, esta vez con diamantes, rubís, zafiros y esmeraldas estaba la forma de un lobo aullando —citó el gato—. Pero no es todo, la idea de buscar el ADN de la sangre del mensaje de Halloween fue buena hasta que dio como sangre de un caído en la batalla de Hogwarts.

Y dicho eso el patronus desapareció. Harry se giró a sus amigos Ron y Hermione. Ron mantenía un pastel en su mano y la boca medio abierta y Hermione fruncía el ceño intentando descifrar las pistas.

—Hicisteis mi idea —se alegró Albus.

—Pero parece que no funcionó —dijo Harry—. Un caído de la batalla de Hogwarts, ¿por qué lo harían con esa sangre?

—Tal vez creerían que íbamos a buscar las víctimas con esa sangre —señaló George.

—No creo que sea eso —intervino Teddy—. Los licántropos nos están dando pistas, seguro que lo han hecho con esa sangre por algún motivo.

—Deberíamos hablar —propuso Harry—. Vamos —ordenó a los mayores de edad.

Estos se alejaron con Harry entre bufidos, mientras Victoire a pesar de haberlos cumplido se quedaba cuidando de los pequeños.

—¿De verdad se tienen que ir? —protestó Lily—. Hoy es Nochebuena.

—Supongo que hay prioridades —respondió Victoire desilusionada—. ¿Queréis que juguemos a algo?

—No vamos a poder después de eso —se quejó James—. Si los mayores se han marchado en mitad de Nochebuena es por algo grave.

—¿Hogwarts estará bien? —susurró Hugo con un hilo de voz.

—Claro que sí —respondió Victoire.

—O no —dijo Dominique más alto de lo que hubiera deseado—. Diamantes, rubís, zafiros y esmeraldas son exactamente las piedras preciosas de cada casa.

—Seguro que simboliza Hogwarts —añadió Rose.

—Entonces, ¿Hogwarts será atacada por hombres lobo? —preguntó Lucy.

—Esto es un tema para mayores —concluyó Victoire algo enfadada—. Y por eso se han ido. Dejad de sacar conclusiones falsas, ¿está bien?

—Está bien —aceptaron algunos.