La siguiente reunión comenzó en cuanto George sirviera zumo de calabaza a todos los invitados. Andrómeda miraba a Teddy por el rabillo del ojo quien se esforzaba más que nunca preocupado por haber prometido no ayudar en el contraataque.
—Empecemos —dijo George sentándose al lado de su mujer.
Un silencio se expandió por la habitación durante unos largos segundos hasta que Lyall tomó la palabra dejando caer toda la atención en él.
—Creo que sé dónde se encuentran ahora los licántropos —mencionó removiendo su zumo de calabaza y tomando de él después de su frase.
Hermione dejó escapar un gruñido mientras el resto preguntaba a Lyall cuál era su sospecha.
—La cueva de Cox —respondió él—. Se ha cerrado por reformas desde hace casi un año y ningún arqueólogo parece saber del tema... Los licántropos aman las cuevas y esa cueva parece estar cerrado con un hechizo. Por lo que me he informado también parece de lo más acogedor...
Todos quedaron en silencio. Ron había tomado la mano de Hermione, entonces tomó la palabra.
—Hermione y yo tuvimos una idea —contó.
—La tuviste tú, Ron —musitó Hermione.
—La tuvimos ambos, pero yo la tuve primero —especificó Ron y Hermione suspiró.
—¿Y cuál es la idea? —preguntó Percy impaciente.
—Hablé con una mujer loba para preguntarle su punto de vista licántropo y me dijo que seguramente querrían atacar el mundo muggle, que a los licántropos les gusta atacar —explicó Ron.
—Qué raro —murmuró Charlie, mientras las miradas se clavaron en él—. A ver, es cierto que los licántropos ya han secuestrado algunos chicos muggles, pero yo pensaba más en algo más serio. Como atacar el ministerio para poner leyes que apoyaran a los licántropos.
—Sí, yo pensé en eso también —corroboró Teddy—. Los licántropos ya han organizado grupos con esa misión.
—Sí, es cierto —dijo Harry—. Lupin perteneció a uno que otro grupo como espía a orden de Dumbledore.
En la habitación hubo otro silencio mientras reflexionaban cuál de las dos causas tenían más lógica y olvidando que al inicio de la reunión Lyall había dejado caer donde podían encontrarse sus enemigos.
—¿Y qué decís de lo de las cuevas? —Andrómeda señaló a Lyall—. Si derrotamos a los hombres lobos no podrán hacer nada, siquiera atacar Hogwarts.
Los padres de los niños quedaron en silencio, pero Ginny tomó la palabra justo después.
—No podemos derrotarlos en su territorio —apuntó la bruja—. Tenemos que pillarlos por sorpresa cuando salgan.
—Sí, seguramente tienen seguridad en las cuevas —coincidió Angelina—. Aunque aún así está bien saberlo.
Tras comentar un par de cosas más y jugar a un juego de mesa para reducir la tensión y relajarse, pero Andrómeda no podía dejar de pensar en lo que había dicho Lyall y en todo lo que podía evitar si actuaban ya.
—Espérame fuera, Teddy —ordenó Andrómeda a su nieto y él asintió.
Andrómeda buscó a Lyall que hablaba con George y Angelina que habían sido los anfitriones esa vez. Cuando acabó Andrómeda se acercó a Lyall le sujetó de la manga de su túnica y tiró de él hasta alejarlo del resto.
—Necesito ir a esas cuevas —dijo—. ¿Me acompañarías?
Lyall parpadeó dos veces, pero al entender la pregunta se le dibujó una traviesa sonrisa en sus labios.
—¿Te viene bien mañana? —preguntó, mientras Andrómeda también sonreía.
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Aullidos de Venganza (Una historia de la Tercera Generación)
FanfictionHogwarts peligra por una gran amenaza, así pues tanto adultos como niños de las familias Weasley, Potter, Lupin y Malfoy reúnen piezas para descifrar los mensajes que dejan en el castillo aun cuando descubren que no es el principal objetivo de sus o...