Capítulo 4: Sala de profesores

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Tras comunicar a MacGonagall, la directora había concertado una cita con todos los profesores para proteger Hogwarts y a los alumnos el próximo 2 de mayo de los hombres lobo. Ernie tendría que ir a la sala de profesores, pero no le importaba llegar tarde.

En sus manos sostenía un cromo de Melody. Alguien se había dedicado a hacer cromos no oficiales de todos los caídos en la batalla de Hogwarts y Ernie había empezado a coleccionarlos también.

—¿Estás viva? —preguntó el profesor a la sonriente Melody del cromo.

El reloj de cuco de Ernie le sacó de sus pensamientos. Era la hora de la reunión, debía irse.

Ernie se levantó a duras pena y dejó el cromo sobre la mesa junto el resto de los no oficiales y se marchó.

Anduvo por el castillo sin prisa a pesar de que ya iba al menos diez minutos tarde. Al llegar los profesores le esperaban. Aún no habían empezado. La mesa estaba ocupada por todo el profesorado, la enfermera, el celador, la directora, Hagrid y... ¿Harry Potter?

—Siento el retraso —se disculpó Ernie tomando asiento al lado de Hannah Longbottom que le preguntaba sobre su tardanza.

La reunión empezó después. MacGonagall dio inicio con un breve discurso sobre los hombres lobo, como eran subestimados y que no debían olvidar sus puntos fuertes y débiles.

—Tenemos que proteger a los alumnos —concluyó la directora—. Pero si desalojamos, los licántropos no vendrán a atacar, entonces serán más para lo que quieran hacer en otro lado. Les daremos ventaja.

—¿Y qué debemos hacer? —cuestionó Flitwick preocupado—. Entiendo que debemos proteger el mundo muggle, pero los estudiantes son nuestra obligación.

—Podríamos llevarlos a una zona segura —propuso Neville—. Como hicimos en la batalla de Hogwarts.

—Es la mejor idea —coincidió Harry—. Dejándoles también a los mayores de edad atacar.

—¡Ni hablar! —exclamó Ernie.

Era cierto. En la batalla de Hogwarts él fue el primero que desde la mesa de Hufflepuff gritó: "¿Y si queremos ayudar?" con intención de participar, pero los licántropos no dependían de hechizos de muerte, sino de ataques de sangre y mordeduras y los alumnos no podían contrarrestar eso.

—Pero Ernie, si alguien quiere participar, esta en su derecho —apuntó Harry y Ernie suspiró.

—Los niños no saben de licántropos —se excusó.

—Es cierto que no me convencía que en la batalla de Hogwarts participaran alumnos —mencionó MacGonagall—. Pero cuando son mayores de edad están en su derecho de elegir, lo sabes bien, Ernie.

Él asintió. No podía evitar ver a sus queridos alumnos ensangrentados. Los quería.

—¿Puedo hablar? —preguntó Harry en mitad del silencio que se había formado y MacGonagall le concedió la palabra—. Sabemos muchas cosas sobre los licántropos que tal vez os sería útil de saber.

Harry relató lo que habían descubierto. Habló de Melody Watson, de las cuevas, de las pruebas de los licántropos, de la vez en la que habló Ron con Chiara y de algunas posibilidades de cosas que querían los licántropos.

Hubo silencio después del monólogo del auror. MacGonagall tomó la palabra después.

—Filius, Horace y Pomona os encargaréis de desalojar Hogwarts de los alumnos que no participen—. Ernie, les dará clases particulares a los que quieran participar acerca los licántropos. Horace, prepara polvos de plata y díctamo y entrégaselos a Hannah. Y el resto estaremos listos para recibir a los licántropos.

—Los aurores iremos el día de antes —prometió Harry—. Y algunos voluntarios.

—Gracias, Potter —dijo MacGonagall—. Pero trae solo a algunos voluntarios. Los expertos deberíais limitaros a lo importante. Hogwarts estará bien.

—Gracias, Minerva.

—Tendremos más reuniones —dijo MacGonagall—. Pero por ahora, id a preparar vuestras clases.

Los profesores se levantaron. Algunos hablaron entre ellos.

—Hannah —la llamó Ernie quien hablaba con su marido.

—¿Sí? —preguntó girándose hacia él.

—¿Crees que Melody sigue viva?

Hannah miró a Neville que le observaba confuso, luego observó de nuevo a Ernie.

—No lo sé, Ernie —dijo con rapidez y se alejó a paso rápido. Ernie suspiró.

Aullidos de Venganza (Una historia de la Tercera Generación)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora