Ya eran casi las cuatro cuando Teddy volvió a casa. Andrómeda había estado inquieta todas esas dieciséis horas y Lyall tuvo que encargarse de relajarla.
Cuando Teddy dio lugar en la casa, se tiró de golpe a uno de los sofás después de Lyall y Andrómeda le hubieran dado la bienvenida.
—¿Cómo ha ido todo? —cuestionó Lyall sentándose al lado de su nieto.
—Bueno... —contestó Teddy—. Ha muerto bastante gente...
—Supongo que muchos habrán acabado siendo licántropos —terció Lyall.
Teddy se encogió de hombros.
—Lo importante es que están bien —le quitó importancia el mago, Lyall frunció el ceño.
—¿Cómo van a estar bien siendo licántropos? —preguntó Lyall con desdén, Andrómeda sonrió.
—Es igual a Nymphadora —recordó con orgullo.
—¿Por qué no van a estar bien, abuelo? —cuestionó Teddy quitándose los zapatos para estar más cómodo.
—Porque ahora no pueden hacer nada —respondió Lyall—. Por la seguridad de todos, deben estar alejados del resto.
—Pero eso no es justo —protestó Teddy.
—Para nosotros sí —dijo Lyall—. Cuando mordieron a Remus, Hope y yo tuvimos que tomar medidas para que nadie descubriera su secreto.
—¿Y si lo hubieran descubierto? —inquirió Teddy.
—Es difícil, Teddy —respondió Andrómeda—. No todo el mundo piensa como tú, ni respeta a los licántropos.
—Pero muchos de los que han sido mordidos han sacrificado sus vidas para protegernos —gruñó Teddy—. Ahora no podemos darles la espalda.
—No queremos que todos acaben siendo licántropos en el mundo —explicó Lyall.
—Pero los hombres lobo solo son agresivos en luna llena —recordó Teddy—. Y en el resto del mes si ya han mordido a mucha gente...
—Parece que no has estado en la batalla de hace unas horas —murmuró Lyall.
Teddy frunció el ceño.
—Es increíble que ni siendo tu hijo un hombre lobo quieras apoyarlos —dijo—. Si no eres capaz ni de pensar en él, piensa en como te gustaría que te hubiesen tratado a ti.
—Teddy, por favor —suplicó Andrómeda, pero Teddy ya había conseguido calentar a Lyall.
—¡Ojalá me hubiera tocado a mí ser el hombre lobo en vez de mi hijo! —gritó—. ¡Yo podría haber llevado mejor las consecuencias!
—¡Los malos actos tienen consecuencias, Lyall! ¡Pero mi padre, mis compañeros de Hogwarts y muchos de los otros hombres lobo son inocentes! —chilló Teddy—. ¡Si tú no empiezas a cambiar el pensamiento, nadie lo hará!
—¡Ahora la culpa es mía! —exclamó Lyall con desdén.
Andrómeda pegó un portazo con la puerta de un armario haciendo callar a los dos hombres de la casa.
—Ya vale —ordenó—. Lyall, Teddy acaba de estar en una batalla, creo que no le estás sirviendo de ningún apoyo y Teddy, mejor no hables con Lyall de este tema, sabes que es duro para él.
Teddy y Lyall se miraron.
—Sí, abuela —obedeció Teddy—. Voy a descansar arriba —informó después y subió las escaleras a paso rápido.
Andrómeda y Lyall se quedaron en silencio hasta que oyeron a Teddy cerrar la puerta de su cuarto.
—¿Estás bien? —preguntó Andrómeda a su consuegro.
—No, en realidad —respondió Lyall—. Es que si Remus no hubiera sido un licántropo...
—Oye... creo que Teddy tiene algo de razón —dijo Andrómeda—. Si algo he aprendido de Nymphadora es a respetar a las personas. Ella se enamoró de Remus y sin dudarlo se casó con él y si no hubiese habido batalla, todo habría salido bien. Creo que en realidad no hay tanto peligro.
—Sí que lo hay —protestó Lyall—. Remus podría haber matado a Hope en su segunda transformación y probablemente Nymphadora y Teddy podrían haber corrido peligro.
—Si Remus hubiera estado en un lugar seguro para todos no creo que se hubiera formado ninguna desgracia —dijo Andrómeda.
—Remus siempre ha dormido en el sótano en sus transformaciones, pero él tenía miedo de transformarse y Hope solo quiso ayudarle... Si yo no hubiera estado allí, ella habría muerto —recordó Lyall blanco como un folio.
—Hope fue imprudente —mencionó Andrómeda—. Pero tampoco puedes culparla. Ella quería lo mejor para su hijo. Si Remus hubiera pensado en las transformaciones como algo normal y no como algo malo apuesto a que no hubiera tenido miedo y que Hope no tendría que haber arriesgado su vida para apoyarle.
—Yo... —Lyall calló antes de responder.
"Si Remus lo hubiera visto como algo normal"
Lyall se escuchó a sí mismo acomplejar a su hijo: "Cuando es luna llena no puedes salir de aquí porque te conviertes en un monstruo" "No deberías juntarte con mucha gente, Remus, descubrirán que eres un licántropo y te tendrán miedo" "No creo que puedas ir a Hogwarts, serías muy peligroso para todos" "Eres peligro, Remus" "Monstruo" ...
—Remus —fue la respuesta de Lyall, Andrómeda le miró confusa—. He sido el peor padre de todos los tiempos.
—¿Lyall?
—Ojalá pudiera cambiar todo lo malo que he hecho —sollozó, Andrómeda le colocó la mano en el hombro.
—Lyall, yo...
Pero él se apartó y colocó sobre sus hombros su capa de viaje.
—¿A dónde vas? —cuestionó Andrómeda confusa.
—A arreglar las cosas —respondió Lyall, Andrómeda frunció en ceño sin entender—. Remus no pudo ver la licantropía como es debido, pero no puedo dejar que eso siga así...
—¿Qué harás? —inquirió Andrómeda.
—Aún no estoy seguro —contestó Lyall—. Solo quiero ir a ver al ministro y pedirle explicaciones... ¡Sí, eso!
—Lyall, ¿has perdido la cabeza? —cuestionó Andrómeda.
—Solo quiero hacer algo bien por Remus —contestó firme.
—Bueno... pues... buena suerte —le deseó Andrómeda antes de que Lyall cerrase la puerta tras él.
El ministerio, después de la batalla notó que no había tomado un buen papel con los hombres lobo, así que, con poco apoyo, pero poco a poco permitió aceptación a los licántropos y más derechos y posibilidades.
Y así, de la nada, con el hombre más en contra de los derechos de los licántropos empezó un nuevo comienzo, una con muchos más derecho para estos seres.
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Aullidos de Venganza (Una historia de la Tercera Generación)
FanfictionHogwarts peligra por una gran amenaza, así pues tanto adultos como niños de las familias Weasley, Potter, Lupin y Malfoy reúnen piezas para descifrar los mensajes que dejan en el castillo aun cuando descubren que no es el principal objetivo de sus o...