Capítulo 2: La infancia de Ernie

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Dominique y Rose habían pasado mucho tiempo juntas desde que los mayores les habían encomendado la misión. Rose a veces mencionaba que Albus y Scorpius estaban molestos con ella, pero ella siempre dejaba claro que prefería recibir fama por sus actos y no por lo de sus padres y Dominique solo quería llamar la atención de sus progenitores, ya que sentía ser la menos importante de los tres hermanos.

—A veces me pregunto cómo irá la investigación de los mayores —comentó Rose con un bostezo ordenando los pergaminos con Dominique.

—Con que les vaya mejor que a nosotras —respondió ella con un suspiro.

Llevaban el día completo estudiando sobre licántropos y reflexionando las ideas de los adultos, pero ya habían sido cinco días consecutivos y las dos Ravenclaw no habían podido sacar mucha información, y si las que más trabajaban iban mal, el resto era mucho peor.

—Tengo algo de miedo por preguntar a Ernie sobre Melody Watson —mencionó Rose dando con los papeles en vertical un par de toques a la mesa para que estuvieran a la misma altura.

—Ya, y yo —confesó Dominique—. Pero no hemos sacado ninguna pista hasta ahora y Macmillan nos puede ayudar. ¿Dónde está ahora?

Rose sacó de su bolsa un mágico mapa que James había robado a su padre antes de sus inicios de Hogwarts, pero que había pertenecido a su abuelo quien lo creó junto tres amigos suyos. El mapa representaba casa persona de Hogwarts en su posición y para acceder a él solo bastaba con decir: "Juro solemnemente que mis intenciones no son buenas".

—Aquí —señaló Rose, apuntando a Macmillan que se encontraba en el salón de Defensa Contra las Artes Oscuras.

Ambas chicas guardaron sus apuntes y se dirigieron a paso rápido al otro lado del castillo. Abrieron la puerta de la sala y tras pegar tomaron lugar en la habitación.

—¿A qué se debe esta visita? —preguntó Macmillan que parecía encargarse de su siguiente clase—. ¡Ya sé! Necesitáis una firma para la sección prohibida. Todos me lo piden a mí porque parezco el más blandito, pero no os la daré. Hay ahí un libro muy informativo sobre licántropos y ni tengo ganas de que luego soñéis pesadillas. ¡Aunque queráis resolver los misterios!

Rose y Dominique compartieron una mirada de confusión.

—En realidad queríamos que nos contaras acerca de Melody Watson —explicó Dominique y el rostro gruñón de Ernie cambió por completo a uno apenado.

—¿Para que quieres saber eso? —cuestionó Macmillan sin poder mantener el contacto visual con Dominique.

—Para un trabajo de Historia de la Magia —mintió la chica—. Hay que hablar sobre algún caído en la batalla de Hogwarts para subir nota y no quiero hablar de los típicos.

Macmillan se dejó caer en una silla y miró a las chicas que habían vuelto a cruzar una mirada.

—Sentaos —les invitó el profesor y ellas obedecieron—. Bueno, por donde empezar... Conocí a Melody el primer año de Hogwarts —recordó Macmillan mirando hacia un punto fijo y sin ser capaz aún de mirar a las niñas—. Subimos a la misma barca para ir al colegio. Ella era tímida, pero mantuvimos una conversación gracias a mí y a otro chico de la barca. Luego cayó en Hufflepuff y como yo era de la misma casa, acabamos siendo grandes amigos. Bueno, aparte es que yo solía juntarme más con chicas que con chicos... Pero en la batalla de Hogwarts—. Ernie apretó los puños—. Iban preguntando quién lo haría. Los Hufflepuffs nos levantamos y cuando le vi a ella me quedé confuso. Le pregunté si de verdad quería hacerlo, pues era menor de edad, pero ella respondía de forma afirmativa así que acepté. Aún me duele no haberle dicho que no. Haberle rogado que no lo hiciera. —Macmillan se frotó los ojos en los que se habían acumulado algunas lágrimas—. Recuerdo como acabamos la batalla. Cansados y con un fuerte dolor de cabeza. Era una victoria hasta que escuché los que habían caído. Entre ellos Melody... mi amiga Melody...

Rose y Dominique se quedaron en silencio, mientras Macmillan dejaba escapar unas pocas lágrimas que rodaban hasta caer al suelo. El profesor esnifó y se levantó, volvió a frotarse los ojos y tras dar una palmada sonrió.

—Sé que no es mucha información —reconoció con un hilo de voz—. Pero es que nadie la vio morir. Menos una auror. Que prometió que Greyback había acabado con ella.

—¿Greyback? —repitió Rose—. ¿El hombre lobo Fenrir Greyback?

Macmillan asintió. Rose miró a Dominique que se había quedado con la boca medio abierta.

—Bueno, eso es todo —concluyó Dominique levantándose de su asiento—. Gracias, profesor Macmillan. Esa información y lo que he buscado es perfecto para mi trabajo.

Macmillan asintió apenado.

—Sí, gracias —imitó Rose a su prima—. Un placer hablar con usted.

Macmillan solo fue capaz de responder asintiendo la cabeza como despedida, entonces Dominique y Rose salieron de la sala confusas. Cerraron la puerta tras salir y corrieron unos segundos de silencio antes de que alguna pudiera articular palabra.

—Solo se vio a Melody siendo atacada por Fenrir Greyback —dijo finalmente Dominique rascándose la barbilla, preocupada.

—Sí —respondió Rose—. Pero siquiera se comprobó que estuviera muerta.

—Por lo tanto, puede seguir estando viva, pero siendo una mujer lobo —dijo Dominique mientras Rose asentía—. Digámosle al resto.

—¡Espera! —exclamó Rose—. Hay varias cosas que aun hay que hacer antes...

—¿El qué? —preguntó Dominique confusa.

—Primero, tenemos que hacernos con el libro de la sección prohibida que ha dicho Macmillan —dijo Rose, Dominique frunció el ceño—. Y luego debemos hablar con Lorcan y Lynssander.

—Pero ¿para qué?

—Estuvieron en Navidad, por si saben algo.

—Está bien, pero el libro de la sección prohibida, ¿cómo lo conseguiremos?

—Se lo pediremos a Longbottom. Si le decimos que nos ha enviado nuestros padres no firmara para entrar —terció Rose.


Aullidos de Venganza (Una historia de la Tercera Generación)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora