Trece

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— ¿Te portarás mejor, Gerard? — Pregunta Frank, con el sudor dándole un brillo tenue a su piel, y su cabello ya mojado, dándole un aspecto muy sexy. Ayudaba al ambiente que estuviese encima de él, con ambos brazos al lado de la cabeza del menor sosteniendo su peso.

Las piernas de Gerard estaban alrededor de sus caderas, estaba solo en ropa interior, al contrario de Frank, que tenía los pantalones y ropa interior puestos todavía. Se sentía muy vulnerable, y se sentía sexy.

— Sí, amo — Responde fielmente con esa mirada llena de lujuria que poseía, sumado a una sonrisa muy descarada.

— Tomaste alcohol hoy, ¿Sabes que no me gustan las personas que toman? — Dice en tono de reto, tratando de marcar su disconformidad ante la situación. Gerard no estaba ebrio como tal, pero el alcohol recorría sus venas y le daba un aspecto más descarado. — Podría castigarte por eso.

— Tú siempre tomas. — Responde de manera automática y desvergonzada, sin temor a las consecuencias. Ahora está apoyado en sus codos y su cabeza está un poco más cerca que la de su amo, pero sigue estando lejos.

— ¿Acaso te dije que podías contestar? — Habla fuertemente Frank para luego tomar su mandíbula y acercarla un poco más a su cara. — No quiero que me hables de vuelta, eres mi mascota. Y mucho menos para ponerte a mi nivel.

Gerard no dice nada, solamente lo mira interesadamente. Frank mantiene su mirada intimidante e imponente, dejando muy en claro quién tiene el control; una mirada que demuestra lo superior que es a él. Al pelirrojo siempre le ha gustado esa mirada y mucho más en situaciones sexuales como ésta. El alcohol que había tomado antes en el concierto de sus amigos estaba haciendo efecto en su sistema, intoxicándolo.

El mayor suelta su mandíbula y se levanta en sus rodillas para empezar a sacar su cinturón, sabiendo que a su mascota le gusta mucho verlo en esas situaciones. Es evidente, por la forma en la que el pelirrojo sigue apoyado en sus codos y lo devora con la mirada. Solamente siente su lujuria aumentar desmesuradamente y el placer se dispara por todo su cuerpo, mientras muerde su labio.

Frank se acerca a sacarle ahora su ropa interior. Se ve muy ardiente quitándole sus bóxers, pero Gerard apenas se inmuta ahora que está completamente desnudo y a la merced del mayor.

Su amo se endereza y lo mira, expuesto y algo vulnerable solamente para él. Gerard parece hipnotizado por su persona porque no deja de verlo a la cara. La luz del exterior que se cola por la ventana le da un aspecto tenue y ayuda al ambiente de lujuria que se crea en la habitación.

Iero recorre el cuerpo del pelirrojo con la mirada, pensativo, tratando de decidir qué hacer con él, qué hacer primero y cómo terminar su sesión de sexo.

— No sé muy bien qué hacer contigo, Gerard, ¿Cómo prefieres estar?

— No sé, amo. — Dice seductoramente, haciéndose un poco el loco ante sus palabras. — Estoy seguro de que sabes qué es lo mejor.

— Así me gusta. — Dice tomando levemente su barbilla para levantarla y examinar su cara un poco. — Parece que aprendiste tu lección, ¿No? Si tan solo no hubieses tomado, podría hasta recompensarte.

— Por favor, amo — Dice con la voz flaqueada solamente al pensar que sería recompensado de alguna manera. No recuerda si había sido recompensado, quizá en su entrenamiento cuando Frank dejó que le diese un oral, y es algo que le gustaría repetir más veces.

— Si te sigues portando bien... — Empieza mientras baja una mano desde su cuello, lentamente, dirigiéndose hacia abajo, pasando lentamente por su abdomen. — Te podría recompensar. — Dice manteniendo la mano en su abdomen, no hace demasiada presión, solamente un poco, dándole a Gerard escalofríos. — Y créeme; mis recompensas son tan merecidas como mis castigos. Mientras mejor te portes, mejor será tu recompensa.

The Perfect Pet ; FrerardDonde viven las historias. Descúbrelo ahora