Veinte

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Hoy era el día de la evaluación.

El martes el profesor Johnson estuvo supervisando el trabajo de los alumnos, respondiendo dudas y dando consejos, sin embargo, Gerard no habló con él ese día, convencido de que no tenía ninguna duda, pues estaba muy orgulloso de sus bocetos; habían quedado exactamente como quería, y estaba seguro de que el profesor daría su aprobación. Además, quería sorprenderlo.

Frank estaba muy satisfecho con el resultado, le había dado su aprobación el día anterior cuando los revisó.

— ¿Crees que en serio está bien? — Preguntó ilusionado mientras ponía su mentón en el hombro del mayor, quien estaba sentado en su oficina terminando su propio trabajo, respondiendo correos y haciendo "cosas de empresarios", como lo llamaba Gerard.

— Claro, es muy... Tu estilo. Se ve como si se pudiese llevar en un recital del Lago de los Cisnes y el príncipe fueses tú.

— ¿En serio? — Pregunta con una sonrisa mientras gira para ver su cara, el mayor se veía muy serio.

— Claro que sí, te irá excelente. Mañana, cuando vuelvas a casa, pediremos la comida que tú quieras o podríamos hacer algo improvisado como celebración. Podemos ir el fin de semana a un lugar a las afueras de Nueva York para celebrar tu logro. Podremos celebrar como tú quieras ¿Te parece?

— ¡Gracias! — Dice abrazándolo por detrás, ignorando que está la silla de por medio, pero lo rodea con sus brazos rápidamente y Frank no reacciona mucho, da leves palmaditas a sus brazos con una sonrisa mientras le extiende sus papeles. — ¿No tienes una carpeta donde pueda guardarlo? Las mías ya están llenas y sucias, y un factor a considerar en la nota es la limpieza y orden.

Frank le pasó una de sus carpetas con un plástico dentro para colocar su trabajo sin que se ensuciase, y le dijo que lo dejase en su escritorio para que no se le olvidase como en ocasiones en las que algunos de sus materiales se le quedaban en casa y el mayor le hacía el favor de devolverse a buscarlos y llevárselos de mala gana.

Esa noche, trató de dormir lo más posible, ya que tenía que explicarle a su profesor sus trajes y a qué enfoque iba, además de detalles como materiales, un costo aproximado de toda la producción, entre muchas otras cosas. Estuvo practicando viéndose al espejo nerviosamente, con el pijama puesto y una tenue luz de luna entrando por la ventana. Él mismo abrió las cortinas para poder alumbrar la habitación con la luz de la luna llena, se miraba al espejo y fingía que le explicaba a su profesor en voz baja, ya que el mayor dormía en la habitación al otro lado del pasillo.

Se durmió cerca de las doce y media, a pesar de que Frank le dijo que durmiera antes de la doce, así podía levantarse temprano y verse presentable (sin tener que estar corriendo como siempre solía hacer) y calmado.

Tuvo que poner muchas alarmas para poder obligarse a despertar temprano. Saltó de su cama mientras buscaba la ropa que había dejado lista el día de ayer, sintiéndose muy nervioso e hiperactivo. Con la esperanza de calmarse un poco, tomó una ducha fría, casi helada. Estaban muy cerca del verano y pensó que, si se bañaba con agua fría, no sudaría como cerdo, como solía hacer cuando estaba nervioso.

Se vistió en el mismo baño con la esperanza de no mojar su trabajo al secarse el cabello, algo un poco extremo, pero se sacaría ambos testículos si algo le pasa al trabajo del que estaba tan orgulloso.

— Bueno días, Gee. — Dijo Frank, estaba con pijama y el cabello despeinado, se asomó por la puerta al verlo parado frente al espejo, planchándose el cabello.

— Hola.

— ¿Estás listo? Parece que estás un poco nervioso.

— Sí, traté muchas cosas para relajarme y sigo algo nervioso.

The Perfect Pet ; FrerardDonde viven las historias. Descúbrelo ahora