Cinco

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Habían pasado tres días desde que estaba viviendo en casa de Frank, y Gerard solamente podía sentir dos cosas: Incertidumbre e incomodidad.

Incertidumbre: Porque no sabía en qué momento Frank querría llevar a cabo otro acto de índole sexual con él, ya que la única vez que hicieron algo así fue durante su entrenamiento, y luego de eso, sólo habría tenido que actuar como un perro sin un contexto sexual, según parecía... Y lo peor es que tampoco lo estaba haciendo muy bien... Es decir, a veces olvidaba cosas muy básicas como andar en cuatro patas o tener que suplicar ¡Pero es que se sentía tan ridículo! Sin embargo, debía acatar las órdenes de Frank porque el dinero valía mucho la pena y, además, no era del todo malo, pues cuando era un buen chico recibía galletas y caricias de su amo. Pero justo por el hecho de ser tan torpe para ser un perro, no podía siquiera imaginarse cómo sería cuando llegara el momento en que Frank quisiera utilizarlo como un juguete sexual otra vez. Y de nuevo, no sabía cuándo sería... No es como si lo estuviera esperando con ansias, pues la sola idea lo ponía muy nervioso, pero... A la vez, se suponía que para eso lo habían contratado. Le asustaba un poco ser tomado completamente desprevenido. Realmente odiaba el hecho de estar bajo el control de alguien.

Incomodidad: Porque a pesar de que Frank era un amo cariñoso, no era una persona muy conversadora, nada conversadora en realidad. Gerard llevaba tres días en su casa y aún no conocía nada sobre él. Durante esos pocos días ya habían creado una rutina donde todo lo hacían en silencio, menos algunas órdenes que Frank le daba al pelirrojo; pero siempre comían juntos (Frank sentado en la mesa y Gerard en el suelo como todo un perro) en silencio, o veían películas en silencio. El pelirrojo tenía una gran tensión encima; del tipo de tensión que sientes cuando pasas mucho rato con alguien y ninguno sabe qué decir, ¡Es muy incómodo! Más encima si tienes que vivir con ese alguien.

Ya que no estaban en un ambiente sexual por los momentos, Gerard no tenía que usar outfits como el que llevaba el día de su entrenamiento; tenía permitido usar ropa, sólo que llevando sus orejas de perro y arneses con cola en vez de plugs. Temía terminar acostumbrándose a que las cosas fueran realmente así de fáciles, pero lo que él no sabía, era que el día de hoy el tatuado cambiaría la reciente rutina.

Después de almorzar juntos, Frank le propuso o, mejor dicho, le ordenó a Gerard acompañarlo a su oficina, y lo hizo de una manera no verbal; solamente ató la correa al collar del pelirrojo y se lo llevó consigo sin decirle a dónde, por lo cual, Gerard lo siguió sin protestar.

La oficina de Frank estaba en la planta baja, en una zona de la casa que hasta el momento había sido un misterio para Gerard, pues ya que él no se sentía con el derecho de explorar la casa de Frank en su totalidad, sólo conocía la sala, los baños, la cocina y su propia habitación, y eso no era prácticamente nada, considerando que la casa de Frank era bastante grande; así que el haber conocido su oficina se sentía como jugar un videojuego y desbloquear una nueva zona del mapa.

La oficina de Frank era bastante grande, había un sofá bastante largo y una mesa de café de la misma longitud, se notaba que solía recibir personas allí; las paredes estaban decoradas con certificaciones de ventas discográficas de los artistas más exitosos que estaban bajo su firma; era tan impresionante. También había varias guitarras que se notaban exageradamente costosas y amplificadores decorando la habitación, así que Gerard se preguntaba si Frank sabría tocar, o si alguna vez estuvo en una banda.

El castaño tomó asiento frente a escritorio y encendió el ordenador, mientras que Gerard permaneció sentado en el suelo junto a él, mientras el tatuado seguía sosteniendo la correa. A su lado, el enorme ventanal por donde entraba la luz natural tenía vista al enorme jardín que rodeaba la casa, donde destacaban rosales muy bien cuidados. Ahora el pelirrojo tenía ganas de preguntarle a su amo cómo es que podía disfrutar de estar completamente solo en una casa tan grande, pero no se sentía en la confianza suficiente como para hacer tal cosa.  

The Perfect Pet ; FrerardDonde viven las historias. Descúbrelo ahora