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Habían pasado dos semanas desde que rompimos con Osamu y dos semanas en las que no había ido a trabajar porque mi jefe me dió días libres luego de contarle mí situación y me dijo que 'me daba dos semanas de descanso porque cuando a él le paso lo mismo nadie le dio un descanso.' Pero ya se acabaron asi que tenía que volver a la rutina.

Luego de vestirme y desayunar, tome las llaves del departamento y salí. Me encogí levemente al sentir el frío golpear mi cara. Ni bien crucé la puerta de la biblioteca, el aroma a libros viejos y café me alcanzó, se sentía bien volver. Seguido de haber dado el presente en la oficina, me dirigí hacia el carrito de devoluciones donde se encontraban los libros que habían sido devueltos y debían ser guardados.

Me puse a hurgar entre los libros que sabía que luego debía guardar, dándome cuenta que aún no habían devuelto aquel libro el cual su fecha de devolucion ya había expirado hace demasiado tiempo.

Sin poder evitarlo, las comisuras de mis labios se levantaron, sacudí la cabeza y fui hacia mi mesa, mi jefe justo salía de su oficina y al pasar solo dijo un 'buenas tardes keiji', sin darme tiempo a contestarle ya que salió hacia el exterior.

Tomé la ficha donde estaban los nombres de las personas que se llevaban libros para leer entre otros datos como numero de teléfono, etc.

Recuperar el libro que él se había llevado y aún no devolvía, se había convertido en una lucha personal para mí. Tomé su ficha y con nerviosismo comence a golpear el piso con mi pie rápidamente, mentiría si dijera que no estaba nervioso luego de tanto tiempo lo cual me hacia pensar que era tonto porque solo debía llamarle por el libro...

— Hola, buen día soy-

— Keiji. -respondió él.- No vas a darte por vencido nunca ¿eh?

Tragué saliva y sonreí, sentí las palmas de mis manos húmedas así que rápidamente las pasé sobre mi pantalón y cuando estaba por responder me cortó.

— Te extrañé. -dijo y me sorprendí.-

Sentí mi cara ponerse caliente en menos de 2 segundos y no hacia falta correr hacia el baño para saber que estaba rojo de la vergüenza.

— No hay forma de que me hayas extrañado. -dije luego de carraspear para que los nervios no se noten al hablar.-

— Y... ¿Por qué no? -preguntó y note una pizca de diversión en su tono de voz.-

— Porque ni siquiera nos conocemos.

— No creo que eso sea del todo verdad. -hubo una pausa.- quiero decir, yo siento que te conozco. El otro día me contaste que te gustaban los onigiri.

Sí, se lo había contado y en verdad no recuerdo bien por qué.

— También se que tu cumpleaños es el cinco de Diciembre y que tu signo zodiacal es Sagitario, además jugabas al vóley en preparatoria y usabas el numero 5 y que también eras el vice-capitán, sumándole que-

— ¡Okey! Entendí. -exclamé riendo con nerviosismo- No puedo creer que te haya contado todo eso y que además te lo acuerdes.

— Sí, bueno, supongo que tu novio también se debe acordar de estas cosas.

— No. -reí y rodé los ojos- Mi actual exnovio no se acordaba de muchas cosas en respecto a mí, por eso es que me sorprendió. -comenté pasando una mano por mi pelo y suspirando- Tenés que devolver el diccionario.

Escuché su risa del otro lado y sentí revolverse todo en mi interior y mi cara calentarse, ojalá algún día pueda verlo en persona.

Biblioteca.  (bokuaka) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora