𝑨𝑻𝑹𝑬𝑽𝑰𝑫𝑶 ✓ ©

©Capítulo Cuatro: "𝚋𝚞𝚝".

𝙿𝙾𝚅' 𝙷𝚎𝚕𝚎𝚗𝚊.

Borré el agua que quedó impregnada en el espejo del baño y pude ver mi cara por fin después de todo el humo del agua caliente. Me sequé el cuerpo y después mi cabello; lo desenredé y luego me maquillé sutilmente.

Salí del baño, todavía con la toalla, y me fijé qué me iba a poner. Escuché como mi teléfono comenzó a sonar, era una notificación de whatsapp. Había mensajes de Catalina y de... agh, el estúpido de Mateo.

"¿Qué onda, amiga? Salimos hoy?".

Cata, 8:54pm.

Bufé, odio salir a bailar pero hoy era necesario para no fumarme la cena que planeó mi vieja con la familia Palacios o no sé qué apellido ahora y tampoco fumarme la cara de Mateo.

"No gor, no puedo. Mi mamá organizó una cena importante y bueno, tengo que asistir porque si no me mata".

Yo.

"Agh, bajón. Quiénes van?".

Cata.

"La familia de Mateo".

Yo.

"NOOO, ¿Palacios? Dios, cóntame todo después plis".

Cata.

"Okey dale, beso".

Yo.

"Besos amor".

Cata.

Dejé en visto a Cata y me fijé el mensaje de Mateo.

"Tené cuidado en chocar conmigo como la otra vez vite'. Vos siempre poniendo excusa para acercarte a mí, linda".

Mateo, 8:52pm.

Suspiré frustrada y volví a recordar ese momento.

[Flashback].

Mi mamá quería que la acompañara a hacer un par de compras para la despensa. Y de paso más tarde nos íbamos a ir al centro comercial para pasar la tarde entre nosotras.

—Helena, apúrate, dios. — me apuró molesta tanto que iba a paso lento.

Rodé los ojos, fastidiosa. Tenía mil bolsas encima mío y ella muy diosa y regia con solamente dos bolsas en sus manos, así cualquiera.

—Mamá, sabés que detesto que me digan por mi nombre completo. Soy Lenna y punto.— le reclamé caminando más rápido hacia ella.

—Te tuve que haber llamado Ofelia, porque te ofendés por todo, hija.— me respondió divertida.

Le hice una mueca.

Entre tanta caminata nos metimos al supermercado y mientras me seguía quejando de mi mamá; por mi nombre, me choqué con alguien sin querer y se me cayeron las bolsas.

—Uh, disculpá.— dijimos al mismo tiempo mientras nos agachamos para recoger las cosas nerviosos, quedándonos a la misma altura.

Sin querer nos chocamos las cabezas un poco fuerte y conectamos miradas.