©Capítulo Seis: "𝚠𝚒𝚕𝚕".

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Maratón 1/2.


𝙿𝙾𝚅' 𝙷𝚎𝚕𝚎𝚗𝚊.



"Helena, mi amor... Este no es el final del cuento, te lo prometo".


Me desperté sobresaltada del sueño y miré a mi alrededor, nerviosa. Respiré profundamente y me tranquilicé, todo estaba en orden. Me levanté de la cama y me fijé la hora en mi celular.

Era sábado, diez de la mañana. Hoy mi papá y mi mamá se iban de viaje de negocios por asuntos importantes de trabajo. Así que están como locos organizando los últimos detalles para ya irse al aeropuerto.

Me duché rápidamente y me puse lo primero que encontré. Tomé mi teléfono y salí de mi habitación. Bajé las escaleras con rapidez y me dirigí hacia la cocina para desayunar.

—Hey, má.

La saludé.

Me sonrió, estaba a las apuradas.

—Hola hija, ahí te dejé el desayuno.— me informó mientras desaparecía de la cocina con velocidad.

Reí. Me acerqué a la mesada – isla – y me senté en esta. Observé lo que me había preparado y nada, era un café con leche con tostadas. Empecé a comer tranquilamente y cuando terminé, lavé los platos que utilicé.

Al terminar de lavarlos mis papás estaban apunto de irse. Los ayudé a llevar las valijas al remis que se pidieron y me miraron.

—Bueno, ya sabés las reglas. Nada de fiestas, ni una nota baja en el colegio y... ¡Ay, nada! Vos sos una santa, no es necesario que te diga lo que tenés que hacer. Te amo, Lenna. Cualquier cosa llámame, besos.— me abrazó con fuerza y a los segundos se alejó de mí.

Bue, me hubiera gustado que durara un poco más nuestro abrazo. Desvié mi mirada hacia la de mi papá y él me sonrió. No es tan demostrativo.

—Tené cuidado, pequeña. Volveremos en un par de días. Te amo.— me abrazó así nomás, besó mi frente con seques y se separó a los milisegundos

«Apuesto que serán más días».

Quedé anonadada. Ellos siguieron despidiéndose de mí mientras se subían al remis y yo hacía lo mismo. En un abrir y cerrar de ojos ya se habían ido, quedándome sola.

Otra vez.

Suspiré tristemente. Sin más volví a entrar a la casa y cerré la puerta detrás de mis espaldas. La observé y pensé qué podía hacer en este tiempo sola, seguramente estudiar. Reí, tal vez salga a un boliche quizás.

Dejé de pensar en esas cosas y decidí ponerme a limpiar la casa. Empecé por mi cuarto, luego el living, después el baño y por último la cocina. Qué lindo es ver la casa reluciente y organizada. Al terminar de limpiarla me acosté en el sillón y me puse a mirar la televisión.

[...]


Después de estar horas viendo la televisión y estando aburrida, me llegó una notificación de mi celular. Me fijé y era un mensaje de Catalina.


"amii, ¿te gustaría salir hoy?".

Cata, 7pm.

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