[2] ©Capítulo Diecisiete: "𝙽𝚎𝚟𝚎𝚛".

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—¡Maldita sea! — gritó Mateo mientras tiraba todo las cosas que estaban arriba del escritorio, frustrado. Se sentó nuevamente en la silla y colocó ambas manos sobre su nuca, perdiendo la cordura.

Entró Camilo a la oficina, alterado.

—¡Dios! ¿Qué ocurre, Mateo? — preguntó preocupado mientras miraba todo el desorden y a su amigo angustiado. Bueno, por un lado lo sabía.

Mateo levantó la cabeza y ambos conectaron miradas. Estaba neutro.

—¿Q.. qué? — se medio asustó por esa escalofriante mirada.

—Todo se está yendo a la mismísima mierda, Camilo. No doy más. Ya pasaron tres meses desde la muerte de Wos, y todo se está desmoronando. Martillo se está saliendo con la suya, La Boca ya no da más de tanto tiroteo, robos, violencia; y ni siquiera estamos cerca de atraparlo, ¡Carajo! — golpeó el escritorio, furioso. — ¡Y encima Helena se va a casar, la put... — se tapó el rostro al sentir las lágrimas volver, nuevamente. No quería que lo vieran llorar, no le gustaba que le vieran débil y sensible.

—Hey, hey, pará, pará un poco, tranquilízate. No podés sentir todo eso, Teo.— habló su mejor amigo acercándose a él y abrazándolo por los hombros, dándole apoyo.

El pelinegro tragó seco.

—Créeme, Camilo, siento eso y más. Todo me está saliendo mal.— bufó.

—Vamos a salir de esta, Mateo. Simplemente tenemos que cuidarnos más y tener paciencia, porque si no, no vamos a llegar a nada así — le respondió, y a punto de continuar con algo más; lo interrumpieron.

—Y con el asunto de Helena, se va arrepentir, te lo aseguro. Hace eso porque quiere olvidarte, pero no lo logrará, Teo. Pero también tienes que entender que ella tiene miedo por todo esto; por Martillo, por su hijo y por vos. Quiere conseguir una vida normal pero lo único que está consiguiendo es ser una infeliz por resto de su vida.— habló Catalina desde la puerta y ambos se sorprendieron al verla en el refugio.

Camilo tensó su mandíbula.

—¿Qué haces acá, Catalina? — frunció su ceño, acercándose a ella e ignorando a Mateo.

La rubia también frunció el ceño al ver cómo le reprochaba. No le gustó el tono de voz que utilizó ante la pregunta.

—Primero, bájame el tono. Y segundo, te recuerdo que volví al bando (quizás no como antes) pero acá estoy, y veo que las cosas no están yendo bien como dice Mateo. Y tercero, vine a ver a Nicole.— le respondió de mala gana.

Los dos se miraron serios y el castaño bajó la cabeza, soltando un suspiro.

—Bueno, perdón, pero no quiero verte acá. Las cosas están jodidas y no quiero que te pasa nada malo, Cata — le confesó, mirándola a los ojos —. Andá a ver a Nicole y después te llevo a tu casa.— le comunicó.

Catalina arqueó una ceja, desentendida.

—¿Perdón? Yo me voy sola, ¿o cómo te pensás que vine? Ubícate, gracias.— se dio media vuelta pero Camilo le interrumpió el paso, tomándola del brazo haciéndola girar de nuevo.

—Es que no te estoy preguntando, te estoy avisando. Te llevo yo, y no acepto un no, Catalina.— la señaló mientras tensaba la mandíbula.

—Te estoy diciendo que no, no quieras manejar mi vida. Ya estoy bastante grande para decidir por mí y decidí venir hasta acá por Nicole, no por vos... — escupió.

—¿Y quién carajo te preguntó por quién veniste, nena? Solamente me decís eso para lastimarme, ya lo sé.— 4-20 se enojó.

Mateo se acomodó en el asiento, incómodo.

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⏰ Última actualización: Nov 28, 2021 ⏰

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