[2] ©Capítulo Once: "𝚠𝚒𝚝𝚑".

1.1K 74 27
                                        


𝙿𝙾𝚅' 𝙷𝚎𝚕𝚎𝚗𝚊.

Las semanas habían pasado y el día siguiente de que me había peleado con Mateo, vino a ver a nuestro hijo y pasaron el tiempo juntos, casi todo el día. Después, Mateo tuvo otra cosas que hacer y Matt lo extrañaba demasiado; literalmente, no se despega del padre desde que le dijimos la verdad. Pero ahora hace unos días no lo veo, tanto que todavía entre nosotros hay tensión. Y... Con el tema de mi trabajo, me quedaré ahí hasta que termine toda esta locura y luego me iré creo; «o quizás me vaya».

—¿Y todo bien, hija? — me preguntó mi mamá desde la cocina mientras yo estaba profundizando en mis pensamientos.

Salí de mi trance y la miré.

—Sí, todo bien. Estoy pensando en qué tengo muchas cosas que hacer.— le respondí, suspirando.

—¿Segura?, ¿sabés que podés contar conmigo para lo que sea, no? — volvió a preguntar y yo le sonreí en forma de respuesta. No quería a hablar y eso, mi mamá, lo notaba, y mucho.

Ella siguió cocinando unas galletitas y yo me levanté para ir a ver cómo se encontraba Mateo. Caminé hasta mi antigua habitación y lo hallé jugando como siempre, hasta que le dije que vayamos a la cocina que casi estaba la merienda y él aceptó, emocionado.

Fuimos hasta cocina y a la media hora ya estaban listas las galletitas. Preparé  una chocolatada, dos café con leche; y llevé todo a la mesa. Los tres nos sentamos en la misma y empezamos a merendar mientras mirábamos la televisión, felices.

Entre tanta risa, me llegaron varias notificaciones y eso me preocupó. Pensé que podrían ser del trabajo o de una amiga en auxilio. Sin pensarlo dos veces, tomé mi teléfono y lo desbloqueé. Me paralicé. Eran mensajes de texto de un desconocido.

Sentí un escalofrío.

Te estoy vigilando muy de cerca
Número desconocido.

Observé la casa con determinación y mi madre notó eso.

—Hija, ¿estás bien en serio?

—Sí, mamá, estoy bien. Deja de preguntarme, voy al baño.

Me levanté de la mesa y caminé hasta el baño más cercano. Me metí y me encerré, analizando el mensaje por décima vez. Tragué seco, no sabía qué responderle. El miedo comenzó hacerce presente y eso me causaba ansiedad. Maldita sea.

¿Quién sos?
Yo.

Tardó cinco segundos responder.


Tu peor pesadilla, básicamente. Te juro que ya estoy deseando todo lo que voy a hacerte cuando estés aquí. No te vas a librar de mí tan fácil.
Número desconocido.

Por favor, seas quién seas, déjame en paz. No llegamos a nada haciendo eso.
Yo.

¿Lo pensaste cuando mataste a Max?, ¿no, cierto?
Número desconocido.

Volví a sentir ese frío escalofrío por mi espalda al leer ese nombre después de tanto.

Fue una defensa, no iba a permitir que se saliera con la suya. Aunque sé que estuvo mal.
Yo.

Tardó en responder y no lo hacía.

Hola?
Yo.

Sí, y también me la agarraré con tu hijo en defensa, ja. No debería existir ese mocoso, y más si es de ese bostero de porquería. Sólo te advierto que tengas los ojos bien abiertos, agradece que te aviso al menos. Chau
Número desconocido.

𝑨𝑻𝑹𝑬𝑽𝑰𝑫𝑶 ✓ ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora