𝙿𝙾𝚅' 𝙷𝚎𝚕𝚎𝚗𝚊.
Horas antes.
Sentí mi cuerpo moverse levemente, abrí mis ojos con dificultad y me encontré en un lugar bastante cerrado y oscuro. Me empecé a desesperar e intenté gritar, pero mi boca tenía una cinta que la cubría. Mis manos estaban atadas y mis pies también, no entendía dónde me hallaba. Comencé a llorar con desesperación, y sollocé al sentir todo mi cuerpo adolorido por los golpes.
Me rendí.
De un momento a otro algo se frenó, y me dí cuenta de que estaba metida en el baúl de un auto. Me encontraba bastante asfixiada. Abrieron el baúl de pronto y sentí una linterna alumbrando mi rostro, bruscamente. Aparté mi vista de esta, y visualicé a un hombre desconocido.
Me desató los pies y me sacó del baúl con brusquedad. También me desató las manos y me quitó fuertemente la cinta, dejándome doliendo la parte de los labios. Intenté salir de su fuerte agarre pero me sostuvo con más fuerza, molesto. Me tomó del codo derecho y me jaló hacia él.
Empezamos a caminar y pude visualizar un lugar realmente desagradable. Gente de mala espina afuera fumando, las calles vacías y tenebrosas, y una ubicación bastante fea. No sé dónde estamos, pero lo sí puedo descifrar es que esto es un maldito prostíbulo. Maldita sea.
Al darme cuenta de eso, intenté retractarme, pero el señor me apretó fuertemente el codo y me gruñó.
—Cállate, y quédate quieta. Caminá — me indicó con la mirada, molesto.
Le hice caso y seguí caminando, comenzando a derramar lágrimas.
—Por favor, sácame de acá. Te lo pido, puedo ser tu hija, tu hermana, por favor. — le supliqué, llorando.
Él tragó seco.
—Lo siento, es mi trabajo. Tengo que seguir las órdenes de mi jefe, no la haga más difícil y camine, por favor. No quiero hacerle daño.— me murmuró lo último e hice caso.
Necesito salir de acá lo antes posible.
Continuamos caminando hasta quedarnos frente al lugar. El señor habló con otro y este le dió acceso a la entrada, y entramos. Caminamos hasta el centro del establecimiento, y nos encontramos con una especie de club adentro de esta; mujeres bailando en un caño, gente de plata bebiendo y charlando mientras las observaba con deseo, y un bar.
No puedo creer que estoy metida en esto.
—Vamos, siga caminando... — me ordenó, obligándome a caminar.
Me negué.
—¡No, por favor! ¡Déjeme ir! — le empecé a rogar, llorando. Él, sin aguantar mis gritos, me pegó un cachetazo provocando mi silencio.
—La corta o le doy otro, vamos — volvió a agarrar mi codo derecho nuevamente con fuerza y me jaló a su cuerpo, caminando. Sin dar más, desvié mi vista hacia otro lado y visualicé a un chico conocido.
Entrecerré los ojos para poder descifrar quién es, y... ¡Dios! Coqeein, era Coqeein en un prostíbulo. Acababa de salir, y se estaba colocando una chaqueta negra para ya marcharse del establecimiento. Hasta que se cruzó con mi mirada y se shockeó al verme. Tragó seco.
Mis ojos se cristalizaron.
—Ayúdame — le dije entre labios, yéndome del lugar, con lágrimas en mis ojos, y mi labio inferior, partido.
Actualidad.
Mi cuerpo me dolía, mis ojos ya no daban más del llanto; estaban demasiados rojos e hinchados. Me encontraba en uno de los cuartos del prostíbulo de mierda en que estoy, sentada en una cama, y sola, a oscuras. Levanté mi cabeza y me observé en el espejo que tenía enfrente mío; golpeada, lastimada y destrozada. Mi pelo estaba todo revoltoso, mi maquillaje todo corrido, mi cuerpo lleno de moretones, mi ropa rasgada y mi rostro todo rasguñado y moreteado. Me duele todo.
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𝑨𝑻𝑹𝑬𝑽𝑰𝑫𝑶 ✓ ©
Teen FictionM || La traje a 𝓛𝓪 𝓑𝓸𝓬𝓪 y se quedó conmigo, quedó enamorada de un wacho 𝙖𝙩𝙧𝙚𝙫𝙞𝙙𝙤. Donde Hᴇʟᴇɴᴀ se mete en una ᴘᴀɴᴅɪʟʟᴀ de un wacho 𝙖𝙩𝙧𝙚𝙫𝙞𝙙𝙤 de 𝓛𝓪 𝓑𝓸𝓬𝓪 y las cosas se descontrolan entre sí [...] Actualizaciones: Viernes. ...
