Capítulo 30 - La navidad

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Miley

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Miley.


—Te lo prohíbo.

Alzo las cejas y camino con rapidez cuando las chicas me arrastran hasta la terraza de la casa.

Están casi todas: Lauren, Dania, Rebecca, Venus, Sofía, Georgia y Maya.

—Dilo, tienes que decir alguna —Lauren me señala con su dedo y yo niego porque no es mentira lo que dije.

—No sé, no me crié diciéndolas, no estoy acostumbrada...

— ¡Eso se aprende! —Venus me mira como si estuviera loca y yo me encojo en el banco porque en este momento sorprendentemente me siento intimidada. Es raro que todas estén tan sorprendidas por una tontería.

—Las groserías no me parecen necesarias, es algo que no necesito en mi vocabulario —me encojo de hombros y Rebecca jadea como si la hubiera insultado.

— ¡Lo necesitas! Claro que sí. Las personas subestiman las malas palabras porque nunca han tenido esa necesidad de desahogarse verbalmente sin decir nada lógico. Las groserías ayudan a liberar las emociones, es algo que te nace —pone su dedo en mi pecho y frunzo el ceño porque realmente me parece muy dramática.

—Inténtalo, vamos, al menos una —Dania insiste y yo suspiro sin ganas de seguir discutiendo. Me hubiera quedado jugando con los gemelos Wells, Harry, Clare y Dael.

—Di... ¡Maldito hijo de puta! —Lauren me motiva y yo trago saliva porque no quiero insultar a la mamá de nadie.

Vale, solo es una grosería.

—Maldito hijo de puta.

Todas me miran con seriedad, parecen decepcionadas y algo confundidas con mi falta de emoción.

— ¡No, Miley! Tiene que ser algo que nazca de aquí —Maya habla por primera vez poniendo su mano en mi pecho —Con rudeza.

—Dilo, ¡maldito hijo de puta! —Venus me motiva y yo tomo aire porque si mi madre me viera en este momento, se desmayaría.

— ¡Maldito hijo de puta! —aclaro mi garganta y detallo la expresión de todas.

— ¿Qué...? —comienza Dania.

— ¿Soy yo o sonó elegante? —Georgia ladea la cabeza y Lauren frunce el ceño confundida.

— ¿Se puede decir una grosería y sonar elegante? —Maya me observa varios segundos sin decir nada.

—Eso creo... —Venus parece pensativa.

—Está muy bien educada, chicas, la tenemos que domesticar —Rebecca se sienta a mi lado y me da una sonrisa amigable —Tranquila, te ayudaremos.

— ¿Gracias? —intento alzar una ceja y me muevo a un lado para que Sofía se siente mejor.

—Tranquila, a mí también me dieron unas clases—murmura y sonrío negando.

Más que Desconocidos [Areté Crild #4] ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora