Más que Desconocidos [Areté Crild #4] ✔️

Capítulo 49 - El cambio

Capítulo dedicado a las chicas que comentaron como locas <3

Miley.

— ¿Cómo te diste cuenta? —él se quita la máscara y yo observo con detenimiento su rostro.

No puede ser.

¡Él lo supo todo este tiempo!

—Vi tu máscara en la caja y...

— ¡¿Por qué no me dijiste?! —chillo sin poder contenerme.

— ¡No sabía cómo! —cubro mi boca y jadeo.

Oh, Dios. Él lo sabía.

Taylor supo todo este tiempo que yo era la chica de la máscara.

Por eso su comportamiento...

— ¿Cómo te enteraste tú? —su pregunta me saca de mi trance y respiro hondo sin saber por dónde empezar.

—Cuando viajé con Daniel lo comencé a sospechar, además... Siempre tuve pequeños flashbacks contigo, ya sabes... De nosotros —mis mejillas se sonrojan levemente.

—Qué sucia, rubia —ruedo los ojos cuando sonríe pícaro y se acerca lentamente a mí —. Yo también te imaginé una y otra vez.

— ¿Cómo es que pudimos ser tan ciegos? —trago saliva con dificultad.

—No lo sé, también me pregunto lo mismo.

Siento mi corazón latir con fuerza cuando su mano se detiene en mi cintura y cierro los ojos cuando sus labios se juntan sin dudarlo con los míos.

Dejo que su lengua entre y comienzo a jugar con esta dando pasos hacia atrás.

Deslizo mis manos por su cuello y me dejo caer en la cama cuando él me empuja sin intenciones de detenerse.

Respiro hondo y lo observo detenidamente cuando se apoya de su brazo sano. Sus dedos acarician mi mejilla y varios suspiros salen de mí cuando pequeños besos bajan por mi cuello.

Abro las piernas y dejo que se acomode en medio de ellas liberándome por fin de las sábanas.

Su mirada baja por todo mi cuerpo y me remuevo nerviosa porque aunque estoy haciendo ejercicio y voy al salón de belleza, tengo marcas que dejan en evidencia el reciente embarazo. No se me notan mucho, pero son cosas que antes no tenía. Detalles en los que tendré que trabajar porque aunque no me crean ninguna inseguridad (sigo estando buenísima), no estoy acostumbrada a tenerlos.

—Eres preciosa —Taylor me sonríe y yo me inclino dejando besos por todo su cuello.

Bajo lentamente hasta su hombro izquierdo y dejo dos pequeños besos en su cicatriz que ahora es mi cosa favorita de él.

Siento sus dedos detenerse en mi mentón y alzo la mirada encontrándome con la suya.

— ¿Puedo? —su pregunta me descoloca y asiento sin dudarlo juntando sus labios con los míos.