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En la tarde Margarita ya estaba en su casa, el médico le había recetado reposo y algunos medicamentos. Estaba feliz de ver a su hermana y a su cuñado en México. Ignazio fue presentado a la familia oficialmente y se les aviso a aquellos que aún no sabían, que estaban a esperando un hijo y que se habían comprometido. La noticia fue recibida por júbilo de parte de todos, y, aunque Margarita en realidad no podía moverse por el yeso y el collarín, por dentro estaba brincando de felicidad, sus padres habían aceptado a Ignazio aun y cuando eso significaba que existía la posibilidad de que ella se fuera del país.

Sus padres querían esperar a que ella sanara por completo para hacer una sencilla recepción celebrando el compromiso, pero él no tenía tiempo, le quedaba muy poco en México, y además, tal y como había acordado con Bárbara, debía dar la noticia lo más pronto posible para desviar la atención del público hacía él. Así que se acordó que dentro de dos días, el sábado, se organizaría dicha recepción. A ella le molestaba muchísimo encontrarse en tales condiciones pero se consolaba a sí misma diciendo que, por lo menos, el sábado ya estaría sin collarín.

Anna había llegado a la casa poco después de que todos se fueran a descansar y que de Ignazio partiera. Había esperado a Piero durante un hora en su habitación, pero su ausencia prolongada la desesperó, así que pidió un uber y le dejo un mensaje diciéndole que se iría, y aun y cuando el celular sonó dentro de la habitación, ella decidió irse.

Se alegraba muchísimo de que Margarita estuviera ya fuera de peligro pero debía hablar con ella con urgencia, sabía que dadas las presentes circunstancias era muy probable que ella no quisiera regresar a la Hacienda de Grana, lo entendía, solo quería tener la confirmación para saber cómo proceder, estaba cansada también, deseaba y necesitaba regresar a la hacienda a enfrentar la nueva realidad que muy seguramente la esperaba. Trataba de no pensar en Piero y en la discusión que habían tenido, ni en su reacción al enterarse que había estado viviendo con León, ¿de verdad le afectaba tanto? Ella no lo sabía, estaba confundida.

Poco después de haber llegado vio un mensaje de Rocío en su teléfono. "¿Estas en casa?". Anna contestó afirmativamente y acto seguido su amiga apareció en la habitación en la que ella dormía. Ethan estaba dormido, pues el cambio de horario le había afectado demasiado, ella no tenía sueño así que decidió salir a ponerse al día con su amiga. Estuvieron platicando largo rato, poniéndose al día con sus cosas y poco a poco la conversación las llevó hasta Piero.

Ya sabía – le dijo Rocío – que ustedes dos había regresado... bueno, no lo sabía, lo supuse.

– ¿Por qué? – le cuestionó Anna curiosa.

– Hace como dos meses comenzaron a hablar de ellos en España, bueno, de Piero más específicamente, fueron algunas notas sin demasiada trascendencia, decían que había sido infiel, ya sabéis como son esas notas de farándula. Vi la nota porque, bueno, me recordaba a ti y entonces vi que te relacionaban a él nuevamente. Y lo demás fue atacar cabos.

Ella comenzó a reír. Sí – le contestó Anna – supongo que hay cosas de las que no podemos huir... del destino por ejemplo...

Es cierto – respondió Rocío – lo que si me sorprendió bastante fue lo de hace un par de días...

– Ah... lo de la chica y el teléfono, ¿cierto? –

– Sí, es increíble. Os contaré todo lo que se decía hasta antes de partir...

Rocío comenzó a relatarle como, entre otras desagradables cosas, en España y por lo tanto asumía que también en Italia, estaba comenzado una campaña para cancelar a Piero, todo porque la gente decía tener expectativas demasiado altas de su persona, expectativas que no se habían cumplido. Pues estaba pasando de ser el chico modelo a ser uno más del medio del espectáculo, y junto con él Il Volo.

Il amore [Sin editar]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora