26

342 26 5
                                    

Anna y Piero estaban sentados dentro de una camioneta en el estacionamiento subterráneo del hospital. Ya les habían dado la noticia de que Margarita había recobrado la conciencia y se encontraba bien, él había dejado su teléfono dentro de la camioneta y le había pedido a ella que lo acompañara a buscarlo mientras Ignazio entraba a verla.

Piero había llegado a la ciudad de México hacía apenas un par de horas. El día anterior, el lunes, había sido su último día de grabación y había quedado oficialmente liberado del contrato de confidencialidad que le impedía hablar sobre Anna o Matilde. El plan era que apenas se invalidara el contrato Piero haría público su romance con Anna, y, de paso, desmentiría todo lo que Matilde decía acerca de su supuesta infidelidad; incluso Bárbara se había encargado ya de contactar al abogado que serviría de mediador entre él y Matilde para que ella no volviera a cometer ninguna otra difamación y de esa manera proteger el nombre de Piero, de Il Volo e incluso el de Anna.

Pero entonces algo había ocurrido, la tarde del domingo, cuando por fin Piero había terminado de componer uno de sus actos y revisó su teléfono, se dio cuenta de que algo andaban mal al ver tantas llamadas perdidas de Ignazio y Anna. Cuando se comunicó con ellos Ignazio ya estaba en México y Anna estaba en el aeropuerto esperando a que su vuelo saliera. El lunes temprano la fotografía de Ignazio en el hospital se había filtrado entre las ilvolovers y las redes sociales estaban nuevamente inundadas de menciones y etiquetas hacia ellos. Alguna chica había logrado averiguar gracias al reporte en el periódico el lugar donde había sido atacada Margarita y todo los datos disponibles las llevo de nuevo a Anna. Había sido en su hacienda el lugar donde habían atacado a alguien que estaba lo suficientemente ligada a Ignazio como para que él estuviera presente ahí y el resto de chicos no. Y de nuevo todas las etiquetas de odio llevaban su nombre y el de Anna.

Piero no lograba explicarse porque se habían ensañado tanto con ella, le dolía demasiado que las personas que tan feliz lo habían hecho a lo largo de su carrera lo atacaran tan bruscamente tanto a él, como a ella, la mujer que amaba y que no estaba dispuesto a dejar bajo ninguna circunstancia.

Debido al nuevo escándalo Bárbara le sugirió que esperara, que no era el mejor momento para aceptar su relación con Anna en público, primero tendría que quedar aclarado el asunto de Ignazio, quizá de esta manera las fanáticas se calmarian y tomarían la relación de Anna con Piero de manera más tranquila. Él aceptó muy a su pesar, una parte de él quería terminar con ese asunto de una vez por todas, gritarle al mundo lo que sentía por Anna y que pasará lo que tuviera que pasar, pero había algo más, una parte de él que era mucho más fuerte y que le obligaba a ser prudente y paciente, pues no solo su nombre estaba en riesgo, también el de ella y el de Il Volo.

Anna, por su parte, había pasado un domingo de locos, había ido directo a la policía a poner la demanda sobre lo que había ocurrido, el escándalo en la zona se había vuelto lo suficientemente sonado como para que uno de los funcionarios se presentara en el ministerio público y ella pudiera levantar la denuncia. Habían ido a la hacienda a tomar fotografías de lo ocurrido, algunas de las cuales se filtraron en el periódico local. A José Julián lo habían encontrado en el camino al rio, estaba vagando sin rumbo y con los zapatos manchados de sangre, cuando lo llevaron a los separos el muchacho admitió, entre llantos, que había lastimado a la veterinaria de la Hacienda de Grana, aunque nunca supo explicarle a los policías porqué lo había hecho.

De momento con esa confesión había sido suficiente para mantenerlo encerrado, después sería necesaria la presencia de Margarita para brindar su declaración y seguramente al chico le caerían bastantes años en prisión o en un sanatorio mental, eso era algo que estaba por determinarse.

Anna, a pesar de todo, no podía evitar sentir pena por él, era demasiado joven como para estar tan trastornado. Había intentado retirar la denuncia contra don Julián para que lo dejaran libre, pero éste, al darse cuenta de que su hijo estaría en prisión, mintió diciendo que él había provocado la muerte de su esposa varios años atrás. No era verdad, pero haría todo lo que estuviera en sus manos para no alejarse de su único hijo y la única compañía que conocía.

Il amore [Sin editar]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora