El sueño que había tenido Margarita esa mañana al despertar no había sido solo un sueño, había sido una advertencia o tal vez un mensaje. Pero ella no lo sabía.
Se había levantado de la cama y había puesto a reproducir Il Volo Amor en Spotify.
Calculando el tiempo de llegada de Ignazio y Anna decidió darse un baño, abrió la llave de agua fría y aspiró la esencia de menta que había vertido sobre su esponja, le gustaba sentir esa frescura recorrerle todo el cuerpo y le gustaba inhalar hasta sentir la esencia en sus pulmones. A su bebé -pensaba ella- seguramente le gustaría la esencia de menta.
Margarita no podía evitarlo, desde el momento en que su periodo (que solía tener la precisión de un tren japonés) se retraso, e incluso antes de estar cien por ciento segura, todo lo que hacía, decía y sentía giraba en torno al ser humano que crecía en su interior. Sabía que era demasiado pronto, pero acariciaba su vientre con la ilusión de verlo más abultado.
Pensaba en Ignazio y se sentía temerosa, ¿cómo tomaría él la noticia? Después de todo se conocían hacía poco tiempo... ¿Le daría gusto? ¿Lo rechazaría?
Ella sentía en su corazón que todo saldría bien, pero no solía confiar del todo en sus presentimientos. Solo quería que el tiempo avanzara rápido para que llegará y poder por fin hablar con él, estaba comenzado a ser presa de la ansiedad.
Ya había cambiado de idea respecto a dónde hablarían, no se lo diría en la zona arqueológica, por si terminaban discutiendo por lo menos no haría de eso un espectáculo público.
Mejor lo llevaría a caminar por algunos senderos detrás de la hacienda, el camino al río solía estar repleto de árboles y era tranquilo.No le había preguntado cuando se iría de la hacienda de Grana, no quería sonar descortés y él tampoco se lo había dicho, sin embargo, Margarita sabía que él no se quedaría mucho tiempo pues había mencionado ya la grabación del nuevo disco.
Hasta ese momento, mientras se secaba el cabello no había cruzado por su mente el hecho de que Ignazio no vivía ni siquiera en el país. Él tendría que regresar a Italia y quizá un hijo frenaría de alguna manera sus planes. Se sentó sobre un pequeño banco frente al espejo y comenzó a hiperventilar. Se ordenó a sí misma a calmarse pues la idea de guardar silencio, para que él no tuviera que cambiar su vida por su causa, había aterrizado en su mente nuevamente.
– Tiene derecho a saber – se repitió a sí misma – él debe decidir.Comenzó a colocar un maquillaje discreto que hiciera juego con el vestido floreado que se había puesto, escuchó ruidos en la escalera, pensó que Anna e Ignazio habían llegado mucho antes de lo que ella había calculado y se apresuró a colocar brillo en sus labios.
Salió a encontrarse con Ignazio y en su lugar vio a José Julián que estaba saliendo de la habitación de Anna, pero, que al escuchar a Margarita centró su atención en ella.
El muchacho la miraba como ido, como fuera de su cuerpo, ella notó sus ojos negros como nunca antes lo había echo. Un escalofrío le recorrió el cuerpo y sin decir nada, justo cuando se disponía a regresar a su habitación y cerrar la puerta, él se lo impidió.
En los separos Anna hablaba con don Julián.
– ¿Entonces no fue usted? – le preguntó.
Él lo negó.
– ¿Y por qué nos hizo creer que sí? – inquirió nuevamente sin disimular su molestia – ¿Dónde esta su hijo? –
– No sé – respondió el hombre – cuando era niño y se daba cuenta de que hacía cosas malas se iba a la poza.
–¿Cuándo se daba cuenta? – preguntó dudosa
– Sí, nunca se da cuenta a menos que yo se lo diga... –
ESTÁS LEYENDO
Il amore [Sin editar]
FanfictionUna historia en donde solo hablamos del amor. Continuación de Il Love.