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Era una mañana muy fría en la ciudad de México, la noticia del ataque a Margarita primero fue cubierta por un medio local, y, después, gracias a una fotografía que apareció en el periódico de Ignazio en el hospital, el suceso pasó a ser noticia nacional e internacional entre las ilvolovers. Cientos de preguntas y teorías inundaban las redes. ¿Por qué Ignazio estaría en el hospital junto a la chica que habían atacado? La respuesta para algunas era más que obvia y otras necesitaban escuchar dicha confirmación de viva voz.
Afuera del hospital al que habían trasladado a Margarita estaban decenas de chicas esperando ver a Ignazio o Piero o Gianluca y saber lo que sucedía. La seguridad del lugar había tenido que agudizarse pues más de una había intentado entrar simulando ser paciente o familiar.
Aún no había ninguna declaración formal de ninguno de los chicos respecto a lo que sucedía y eso aumentaba la inquietud de las fanáticas.

El médico había salido a darle noticias a Ignazio y Anna dos horas después de que Boschetto llegara con ella en brazos en la ciudad cerca de la hacienda. La muchacha – había dicho el doctor – ha vuelto en sí dos veces, pero vuelve a perder la conciencia. Es necesario realizar una tomografía para descartar el daño cerebral.

– Hágalo doctor – había dicho él a prisa.

– No contamos con un tomógrafo funcional en este momento – había dicho el hombre evidentemente apenado – sera necesario trasladarla al hospital general, a una hora de aquí para realizar los estudios necesarios.

La mente de Ignazio había trabajado a mil por hora en ese momento. No la trasladarían a otro hospital local, irían directo a la ciudad de México para asegurar su atención como era debido. Comenzó a realizar llamadas, Bárbara y los productores de la serie fueron parte fundamental para lograr el traslado en menos de cuatro horas.

Anna tuvo que quedarse, debía levantar la denuncia contra José Julián, completar el proceso contra don Julián, limpiar la hacienda y dejar algunas otras cosas en orden. Después viajaría a encontrarse con él y con su amiga.

El martes por la mañana Margarita había recobrado la consciencia por completo y, Ignazio esperaba paciente a que los médicos terminaran de examinarla para poder entrar a verla. Había comprado un ramo de margaritas, nunca antes esa flor le había parecido más hermosa. Una vez que movieron a Margarita del área de terapia intensiva entraron sus padres a verla, Ignazio se moría por ir primero, pero sabía que debía esperar. Cuando los padres de ella salieron era su turno, los señores lo miraban con cierta curiosidad, su hija no les había comentado que tuviera novio y menos un extranjero que podía arrebatarla de su lado para siempre al igual que había sucedido con Rocío, sin embargo, estaban muy agradecidos con él, supieron, por lo que les contó Anna el lunes en la noche que llegó, que él fue quien la encontró y que él fue quien arregló todo el traslado a la ciudad una vez que quedó determinado que el hospital anterior no contaba con el equipo necesario para tratarla, ni siquiera había un neurólogo disponible en ese momento; también se habían enterado que él había dado sus datos para cubrir la cuenta del hospital, y, aunque esto último los padres de Margarita no lo iban a permitir, ese muchacho tenía su completa aprobación... aunque ésta aún no hubiera sido solicitada.

Ignazio se sentía nervioso mientras caminaba a paso lento por el pasillo sosteniendo el ramo entre sus manos. Abrió despacio la puerta de su habitación y la vio ahí, con la cabeza envuelta en vendas que servía para cubrirle la herida que tenía en la sien. La miró, una enorme sonrisa se dibujó en el rostro de ella y él se acercó, tomó asiento a su lado y puso el ramo en el buró a lado de su cama.

– ¿Me crees si te digo que nunca antes me habían regalado margaritas? – le dijo.

Él la miró con una tímida sonrisa. Tomó la mano que estaba sin yeso y la besó.

Il amore [Sin editar]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora