6. En la tierra como en el cielo...

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En un salón completamente blanco se hallaba Gabriel Arcángel elevando sus oraciones. No obstante, su mente estaba apartada de la oración, todos sus sentidos se habían volcado hacia el Reino de los Hombres, el imperio que él regentaba. Se sentía inquieto debido a los eventos que allí se estaban suscitando sin que nada pudiera hacerse al respecto.

Su misión principal era tomar el eje carismático de Tiwanaku, cerrar su portal, pero no tenía deseos de interrumpir la calma y aparente quietud del Reino de los Hombres. No deseaba interrumpir su entelequia. Si invadía la Nación donde Tiwanaku se encontraba, habría tribulación, una crisis humanitaria, ética, geopolítica, diplomática, bélica y finalmente el orden de las cosas se rompería en el mundo. Los habitantes de la Tierra no estaban listos para asumir la existencia de otros universos, ángeles, demonios, seres extrauniverses, dioses o las sutilezas de la verdad del cosmos. Tenía que tomar Tiwanaku, pero de forma tal que la entelequia no se rompa y los hombres sigan dormitando en su Realismo Dialéctico impuesto por el Tetragrámaton.

Mientras oraba y meditaba un ángel ingresó corriendo al gran Salón Blanco. Llevaba una expresión de infinito horror en el rostro.

—¡Qué ocurre aquí! —increpó el molesto Arcángel.

—Señor Gabriel... en el Reino... en el Reino —el ángel no tenía aliento—. ¡Algo está pasando en el Reino!

Gabriel sabía que se trataba del mundo de los hombres. Abandonó inmediatamente sus meditaciones y se sumergió en la existencia humana para verificar la alarma de su mensajero. Pronto notó una fuerte fluctuación anómala en la ionósfera de la Cuarta Vertical. Venía de Bolivia, a poca distancia de Tiwanaku. Agudizó más los sentidos y halló la anomalía en la ciudad de La Paz, en un pequeño claustro católico.

Repentinamente, el rostro del arcángel se deformó con una expresión de infinito terror. Luego de unos segundos pareció reaccionar y de inmediato empezó a repartir órdenes:

—¡Reúnan a los Hiwa Anakim, ahora! —rugió Gabriel, se puso su armadura y salió volando del Salón Blanco.

El Arco De Artemisa© - Tercer Episodio, Amor EternoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora