59. Sueño límbico...

31 1 0
                                    

Diecisiete de febrero del 2002. Instalación militar secreta del Escuadrón Inti. 

Edwin y su maestro habían reunido a un equipo de médicos y chamanes hiperbóreos para una misión poco ortodoxa, la que los llevaría a rescatar a Oscar de la monstruosa posesión demoníaca de la que es objeto. Sin embargo, el método para lograrlo solo lo conocía un Espíritu Ancestral que se había instalado en el Reino Óntico a fin de observar los eventos de la Creación. No había intervenido desde hace eras en los asuntos de los hombres mortales. Debido a su posición de observador, había sido neutral testigo de incontables eventos en el multiverso infinito de las Formas Creadas. Tenía conocimientos de cada Tierra, de cada Sol, de cada ser viviente del universo. Sabía del cosmos del Demiurgo incluso más que el Demiurgo mismo, quien ya es un dios omnisciente. Pero encontrar a esta entidad de sabiduría era una tarea muy compleja que usualmente constituía una sentencia de muerte para quien lo intente.    

—Ya todo está listo, Ninurtske —señaló el maestro Aldrick a su discípulo quien, voluntariamente, aceptó la misión de contactar al Ancestral. 

—Cómo sabré que me hice digno de la información que pediré  —consultó Edwin mientras un equipo de médicos y chamanes lo preparaban.

—No hay forma de saberlo, estimado alumno. Ni siquiera sabemos cómo es la naturaleza de la entidad que esperamos encontrar —contestó Aldrick, a lo que Edwin bufó resignadamente.

—Maestro, no es que desconfíe de sus métodos, pero me preocupa ir a interrogar a una entidad sin tener mayor información de ella.

—Nadie tiene información, Ninurstke, es una consciencia antigua y por eso mora en el Reino Óntico. Recuerda que es un lugar errático al que vas,  y que puede presentar muchos aspectos. A veces puede ser calmo y en otras, tormentoso; cambia según su observador. A medida que desciendas, podrías verte enfrentado a cosas de tu pasado que no pudiste superar. Debes estar listo para ello. Cuando te internes en el sueño, será como si te adentraras en los abismos más oscuros de ti mismo. Mirarás al abismo y el abismo te mirará.

Edwin tragó saliva a tiempo que observaba todos los equipos de soporte vital que serían necesarios para conservarlo con vida durante su misión. El método no era novedoso e implicaba dormir un sueño de riesgo mortal. Más allá del sueño REM existe una fase ultra profunda conocida como "sueño límbico". Para lograrlo este sueño los chamanes más poderosos de África habían heredado un rito ancestral desde tiempos de la Segunda Ascensión Egipcia. Los ancestros de las principales tribus Damohey eran nubios quienes fueron prisioneros de Egipto durante varias generaciones. Sirviendo como esclavos, los Damohey aprendieron sobre la misteriosa alquimia hiperbórea de los Hierofantes Egipcios. Ese conocimiento pasó de generación en generación hasta la África moderna, en la que tribus aisladas de toda civilidad guardan el secreto de la Magia del Sueño. Pero nadie en generaciones había sobrevivido al rito de inmersión límbica. El método es mortal para el cuerpo debido a que demanda la ingesta de drogas especialmente poderosas y letales, extraídas de misteriosas plantas venenosas del desierto y el Nilo. 

El cuerpo del arriesgado psiconauta que se atreva a intentar tal viaje sería exigido más allá de sus límites. El Reino Óntico puede ser por demás peligroso. Sin embargo, Edwin contaba con unos circuitos espectrales muy desarrollados y entrenados. Tenía abiertos los mil ojos de la sangre y sabía que ni los peligros de los sueños o el envenenamiento de las drogas lo habría de vencer. 

—Ahora, Ninurtske, quiero que recuerdes bien esto —agregó Aldrick instrucciones a su pupilo—: Lo que hagas en el Reino Óntico puede repercutir en tu cuerpo físico. Si te ves inminentemente amenazado, quiero retrocedas. No te dejes llevar por arranques de coraje. No tomes riesgos innecesarios.

—Lo sé, maestro. Confíe en mí, tendré éxito.

Aldrick sonrió con algo de melancolía y puso su mano sobre el hombro de su discípulo, como muestra de apoyo. La hora había llegado. Los chamanes tenían listo el brebaje que llevaría a Edwin a enfrentar sus pesadillas. Lo bebió de un solo sorbo y sin hacer una sola mueca de asco. Acto seguido, los médicos le colocaron una serie de instrumentos en su cuerpo para medir sus signos vitales, además le habían administrado un suero para combatir la deshidratación. 

—Maestro —dijo Edwin—, ¿usted cree que hicimos lo correcto?

—Correcto, incorrecto, no hay algo que sea realmente correcto o incorrecto, estimado alumno. Lo correcto es todo aquello que te lleva a una finalidad, a un norte concreto que nos conecta perpetuamente hacia el Origen. Por eso Kristos enseña: "Con un ojo vigila siempre la muralla, y con el otro mira hacia el Origen". Mientras tengas eso siempre presente, sabrás cómo actuar y que decisiones tomar. 

—Qué pasará si fracasamos, maestro.

—No lo haremos.

—¿Por qué está tan seguro?

—Porque sé que entrené al mejor guerrero de todos los tiempos, la reencarnación del General Ninurta, mano derecha del Rey Nimrod quien tomó por asalto Chang Shambalá. No eres un hombre ordinario, Edwin Nikolai Cuellar Luchnienko. Tú eres el Tauro de la Guerra, líder de los Centinelas, vigilante eterno la luz increada. Superarás esta prueba porque ese es tu destino.

La arenga de su maestro llenó de valor el corazón de Edwin quien ya empezaba a sufrir los terribles efectos de la droga. Una erupción de vómito estalló de su boca, seguido de una hemorragia en sus oídos. El impresionante espectáculo duró unos segundos y después, Edwin había quedado tendido, completamente quieto. Uno de los doctores se incorporó y miró una de las máquinas de signos vitales.  

—Está estable, entró en sueño REM. Ahora todo depende de él.

Aldrick asintió y luego miró a su discípulo con preocupación. El descenso había empezado. 

El Arco De Artemisa© - Tercer Episodio, Amor EternoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora