24. El ejército hiperbóreo de los hombres...

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Una semana había transcurrido desde que el Mayor diera la orden de vacaciones para los Centinelas. El calendario marcaba 27 de noviembre del 2001 y el recuento de personal e inventario de equipamiento ya había empezado en el Comando Central del Escuadrón Inti.

En el puesto de Vigilancia Permanente, el Mayor Orlando Cuellar y Ursus de la Vega revisaban la lista de refuerzos que durante más de un año habían estado arribando a suelo boliviano. Dichos refuerzos no pasaban por migración ni por aduanas, sus movimientos estaban totalmente cubiertos por personeros infiltrados de Inteligencia Dominica en el Gobierno. Incluso el presidente boliviano de aquel momento, Jorge "Tuto" Quiroga, ignoraba completamente los movimientos de gente extranjera en el país. Sin embargo, algo sospechaba y aquello condujo a la guerra de espionaje entre el Gobierno Central de Bolivia, a la cabeza de la Acción Democrática Nacionalista y la Megacoalición de Gobierno (instituciones netamente sinárquicas); y la facción Dominica de la Iglesia Católica y la selecta élite del Cuerpo de Investigaciones de lo Paranormal del Ejército Boliviano (instituciones capitalizadas para las fuerzas hiperbóreas).

Los refuerzos llegados del mundo entero a Bolivia eran, en su mayoría, personal militar, médico y esotérico de élite de sus respectivas naciones, con una herencia de milenios en las artes de guerra hiperbóreas y con un largo historial de victorias en combate a lo largo de los siglos. Aquellas personas eran los más orientados y sabios guerreros en el siglo XXI.

Asia, 2075 efectivos. Desde Japón la Emperatriz Machiko, vraya hiperbórea camuflada tras las bufonadas de su débil marido, Aki-Hito, había enviado su guardia de élite personal; 300 samuráis de la Casta Tenshi no Saigo, especialmente entrenados para la caza de Hiwa Anakim y poseedores de extraordinarios poderes. Desde China llegaron 1500 soldados del escuadrón Wū shāo shé, entrenados para contrarrestar las terribles armas de los maestros de Chang Shambalá utilizando artefactos de última tecnología. De Corea del Sur enviaron 150 pilotos Huin Baem con sus respectivos Mimics, naves de gran tecnología diseñadas para contrarrestar posibles ataques alienígenas. Del Tíbet arribaron 50 monjes de la orden Kaulika, expertos conocedores de todas las trampas y trucos del enemigo; su extraordinario poder había servido al III Reich para hacerle guerra al mundo entero durante el siglo XX. Finalmente Malasia había enviado a su élite de soldados especializados en temas paranormales y alienígenos, 75 soldados de la Irunta-āna.

África, 1145 efectivos. El Cuerpo Sudafricano para lo Paranormal había enviado a su famosa división zulú, 78 chamanes Ingonyama, célebres por recibir prodigiosos hechiceros de toda África del sur y por conglomerar lo mejor de la chamanería africana en el Vudú de la Esmeralda; con miembros de Kenia, Zimbabue, Zambia, Ruanda, Zaire, Camerún y el Congo. De Egipto habían llegado 600 soldados Medjai, guardianes de las tumbas de los Faraones y poderosos guerreros, soldados y hechiceros, conocedores de los secretos del Antiguo Egipto y especialmente hostiles a Jehovah y a Israel; fueron los primeros en llegar. De Marruecos habían arribado 467 soldados entrenados por la Orden Ofita del Califato de Al-Brahim, expertos asesinos e incluso más allá, guerreros mortíferos con la espada sarracena o el fusil; despiadados y oscuros, luchaban siempre llevando tétricas máscaras metálicas y ropas negras.

Europa, 1700 efectivos. De España y Portugal habían enviado 90 guerreros sabios de la rama europea de la Casa de Tharsis, especialmente mortíferos con la espada y con un poder que casi se podría igualar con el de los guerreros erkianos; eran parte del linaje más viejo de España, y también el más orientado. Francia y los Países Bajos habían mandado a la totalidad de su ultra-secreta división de élite, la Charlemagne; 300 soldados entrenados en las más duras condiciones, educados y orientados para hacerle guerra a las mismísimas huestes de Jehovah-Satanás, y armados con la más sofisticada tecnología de guerra. Del Reino Unido habían llegado 90 efectivos del hermético Circulus Arcturus, una orden esotérica que había volcado todos sus esfuerzos en desarrollar la magia descubierta por John Dee; eran poderosos nigromantes con un alto conocimiento de la estrategia del Bafometh. De Alemania y Austria habían llegado los resabios de la Orden de la Thule, 50 hierofantes y soldados especialmente entrenados en la guerra esotérica y poseedores de avanzadísima tecnología; eran los verdaderos herederos del legado de Adolf Hitler y el Reich. Desde los países bálticos y el centro de Europa habían arribado 250 soldados de la mortífera división Cavaler Cruce Rosie, de origen rumano pero que en sus filas recibía efectivos de los países de la ex Yugoslavia, la ex Checoslovaquia y Polonia. Desde la ex URSS, la Skolvko Komuniy, la más hermética y poderosa división y escuela militar rusa, habían arribado 600 soldados especialmente entrenados en Siberia para enfrentar el duro reto de la defensa de Tiwanaku; venían desde Rusia, Ucrania, Estonia, Lituania, Bielorrusia, Armenia, Moldavia y Kazajstán. Los reinos de Escandinavia y Dinamarca, por su parte, habían enviado a sus vrayas más virtuosas, 40 mujeres guerreras del místico Círculo de la Tradición, las Valkyrie, en el cual cultivaban aún la magia y las artes de guerra de los antiguos señores Vikingos. Finalmente el Vaticano e Italia realizaron su aporte enviando a los Caballeros de Courtland, conocidos también como Hermanos de la Espada; los Caballeros de la Orden de Calatrava la Nueva; los Caballeros de la Orden Militar de San Esteban de la Toscana; los Caballeros de la Orden de Malta; los Cruzados del Circulus Dominicanis; y la División Iscariote, una división de monjes guerreros que se apoyaban con gran tecnología y la mezclaban con el misticismo cristiano más oscuro y recóndito; en total 280 efectivos.

El Arco De Artemisa© - Tercer Episodio, Amor EternoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora