En la piel de Adán

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Isabella:

"—¿Eso quiere decir que si tienes una pareja... ¿No abandonarías trabajar como actor porno?

—No. No lo dejaría"

Me pierdo en mis pensamientos y sobre todo en esa afirmación, no es hasta que veo los labios de Adán moverse, que vuelvo a prestarle atención.

Parpadeo confundida.

—¿Salió bien, no?.

—Si.. salió bien.

El me examina.

—¿Qué sucede?

Que bien me lee este chico.

—Nada, solo... recordé mi pelea con Ben, puras tonterías.

—No lo son si te ha afectado tanto para ponerte así.

Trago saliva.

—¿Sigues deprimida? Creo que con más razón debo ofrecerte esto.

Alzo una ceja.—¿De qué hablas?

Adán me sonríe.—Salgamos.

¿Salir?

¿Él y yo?

¿Eso ha dicho, no, o solo está en mi cabeza?

—¿Lo que estas pidiéndome es...?

Adán mismo me lo confirma.—Si, una cita.

Quedo esa misma noche con Adán, a conocer un club al que ha ido en más de una ocasión con sus compañeros de trabajo.

Exactamente no sé qué usar, así que escojo unos jeans negros muy ajustados y una blusa de noche, con brillos dorados para ser especifica.

—Quítate la chaqueta.—Me pide en cuanto vamos a ingresar al club.

Un hombre nos detiene, pero en cuanto ve mis pechos casi sobresaliendo, nos deja pasar, Adán me toma la mano para evitar que me pierda.

—No puedo creer que me usaras.—Reprocho.

—¿Valio la pena ser usada?.—Separa los brazos, extendiéndolos.

Mi mirada recorre el club, la música es ruidosa y debo acercarme a su oído para hablarle.

—¿Quieres un trago?.—Me pide.

Por hoy quiero tomar.

Acepto y dejo que mi amigo me lleve hasta la barra.

—Un daiqui..

—No.—Lo detengo, Adán me observa muy sorprendido.—Quiero un trago fuerte.