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Isabella:

Me la paso en la "habitación del dolor" o al menos así es como bautice al lugar donde se realizan las practicas eróticas sado masoquistas en el estudio.

Esta vacío y nadie está grabando, pero es donde espero mientras Adán termina de grabar, tampoco me apetece ir a verlo, aunque no sé cómo reaccionar al respecto, es decir, nosotros somos amigos que intentar ser algo más.

No quiero terminar arruinando eso al ir a ver cómo trabaja su pene, por más actuación que sea.

Siento unas manos en mis caderas que me hacen sobresaltar.

—¿Qué tienes ahí?. —Es Adan.

Con una sonrisa me giro y le muestro las esposas peludas de color negro, los ojos de Adán se agrandan.

—He decidido que las tomare prestadas.

—No creo que quieras usarlas.

—Yo no voy a usarlas.

—¿Tu no? .. Ohh. —Se ríe.

—¿Siempre las desinfectan, no?

—Así es.

—Entonces no hay problema, además ... he notado que en ninguno de tus vídeos hay una escena como esta.

—Y tú quieres ser la primera.

Con una sonrisa digo. —Dame ese privilegio.

—No puedo negarme a eso. —Me acerca a él y va a besarme.

Nos interrumpe un carraspeo, ambos nos giramos, hay un hombre parado delante de nosotros.

—Hola, Dani.

El hombre llamado Dan hace un gesto.

—Dani, ella es Isabella. Isabelle, él es mi productor.

—Mucho gusto. —Le ofrezco mi mano y recibo un apretón débil, se aparta.

—¿Sucede algo, Dani?. —Pregunta Adán mientras rodea mi cintura con ambas manos.

—Estuve viendo la escena.

Adán sonríe. —¿Vienes a felicitarme, entonces?

Nunca me vi en una conversación de estas.

—Lamento decepcionarte y quiero decir que te vi muy desconcentrado.

Pongo los ojos sobre Adán, su agarre alrededor de mi disminuye y su sonrisa se borra.

—Creo ya hacerme una idea del motivo. —Se vuelve hacia mí. —Señorita, a menos que trabaje aquí, usted no puede estar presente.

Separo los labios, Adán pone una mano en frente.

—Espera. —Baja la mano. —¿Ya olvidaste quien es ella?

—La reportera que nos exhibió, me queda claro.

Una línea dibuja mis labios.

—¿Acaso no nos exhibimos todo el tiempo en la página?. —Le contradice Adán.

—No veo el caso de que siga viniendo si el reportaje ya salió. —Me recuerda.

—Isabella está aquí porque la invite. Hoy saldremos a celebrar los 10M ¿Lo has olvidado?

—Ohh.. ella vendrá. —Me estoy sintiendo un poco incomoda.

—Si. —Adán se pone un pie delante de él. —Ella vendrá.

—Si es así me disculpo, no podemos. —Su productor pone los ojos en mí. —Hacer que la novia de nuestra estrella se sienta incomoda.

Me vuelvo hacia él.

—Iré a cambiarme. —Me avisa Adán, su mano acaricia mi mentón y me observa con una sonrisa.

Lo dejo ir, su productor va detrás de él, pero antes de salir por completo de la habitación del dolor, él se gira hacia mí.

—¿Puedo hablar contigo un minuto, Isabella?

—Si es para tratar de hacerme sentir incomoda, ya lo ha logrado bastante. No tengo porque escuchar más.

—Me disculpo si te hice sentir así. —Para nada me suena una disculpa. —Pero el comportamiento de Adán es motivo de mi preocupación... En realidad, esto es un proceso, cada vez que uno de nuestros actores consigue una pareja, es difícil de trabajar con ellos.

—Adán me dijo que una pareja de esposos trabaja aquí.

—Sí y no imaginas lo difícil que fue, aunque no fue tan complicado porque las visitas que ellos me generaban no eran lo mismo que las visitas de Adán me generan, mucho menos el dinero.

—No entiendo a dónde quiere llegar.

—No he venido a pedirte que lo dejes.

—Que bien, porque no lo haré.

Sus ojos se abren, por un momento permanece perplejo.

—Como te decía, si hago que terminen, Adán terminara en depresión y los vídeos no saldrán como quiero y la realidad es que prefiero vídeos como hoy, que de un hombre que no puede cogerse a una mujer por estar dolido ante una ruptura.

—No entiendo que quiere realmente.

—No te entrometas.

Abro los ojos.

—Deja que Adán haga bien su trabajo y tú y yo no tendremos problemas. ¿Me entendiste?

Mis labios se separan.

—¡Daniel!. —Le grita una mujer desde la puerta , el productor se gira. —Te necesitamos.

—Enseguida voy.

Dani me da una última mirada y se marcha.

—¿Lista?

Levanto la mirada, Adán ha regresado.

—¿Qué tienes?

—Nada. —Niego con la cabeza y formo una sonrisa en mi rostro. —Estoy lista.

En la piel de AdánDonde viven las historias. Descúbrelo ahora