Epílogo

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Adán:

—No.

—Isabella.

—Dije que no.

—Mi amor.

—No.

—Si.—Insisto.

—No.

—No.

—Si.

Mi sonrisa es gigante, ella me señala completamente furiosa y yo encanta me vuelvo hacia el tatuador, quien suspira al verme.

—¿Ya se decidieron la pareja de esposo?

—No, aun no estamos casados.—Orgullosa, Isabella le muestra el anillo en su dedo y con una sonrisa.—Estamos comprometidos.

—Pues felicitaciones.. ¿Ya me deja tatuar a su novio?

—¡No!

—¡Si!

Bella se vuelve hacia mi.—Ya dije que no.

—Yo recuerdo que dijiste que si.. ¿No amigo?.—Busco ayuda en el tatuador.

El suspira.

—Yo oí que dijo que si, señorita.

Mi novia me da una mirada fulminante.

—Empiece.

—No. No lo haga.

—Señora.—Habla el tatuador.—Su futuro esposo es quien me va a pagar y tengo que hacer mi trabajo, así que él no saldrá de esta tienda de tatuajes hasta que lleve el nombre Bella en su cuerpo... ¿Entendido?

Bella abre los ojos y yo me rio.

—Bien, ahora siéntese ahí y espere, le hará daño a su bebé si permanece todo el tiempo parada.

Protestando, sigue sus órdenes, sacándome una carcajada.







Protestando, sigue sus órdenes, sacándome una carcajada

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—No puedo creer que te tatuaras mi nombre.

—Y pronto haré lo mismo con nuestra futura bebita o bebito.—Le aseguro.

Estamos en la calle, de camino a casa e Isabella ha detenido el paso en seco al oírme.

—No hablas en serio.

—Muy en serio, mi amor.

—Ahora sí sé que hablas en serio.—Dice segura y yo me rio.—¿Te tatuaras el nombre de grano de café?

Grano de café. Así le bautizo Isabella a nuestro bebe sin nombre.

Y todo porque ella ama el café.

—Lo haré.

—Adán...

Llego la mano a su vientre de casi cinco meses y mañana por fin tendremos una cita programada para saber el sexo.

En la piel de AdánDonde viven las historias. Descúbrelo ahora