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Isabella:

—Ya va a empezar el reportaje, Isabella. —Me avisa Charlie.

—¡Ya voy!

Apago la cocina y vaceo las palomitas de maíz en un tazón, le coloco sal y escucho que tocan, Charlie se levanta a abrir y una vez acabado, me dirijo a la sala.

Mis pies se detienen en cuando observo a Adán, me saluda con un gesto.

—Si viniste

—¿Y perderme el reportaje?

—Creí que lo verías con tus compañeros.

—Te lo dije que lo pensaría ¿No?

Me da una sonrisa, Adán me pone nerviosa con un simple gesto y Charlie termina chasqueando los dedos frente a nosotros.

—Lamento interrumpir la frecuencia en la que están y en la que me ignoran.

Me río.

—Pero el reportaje ya va a iniciar.

Charlie llega hasta mi, me quita el tazón de palomitas, se tira sobre el mueble y Adán se vuelve hacia mi.

—¿Palomitas?

—¿Es demasiado extraño?

—Considerando que es un reportaje sobre la industria del porno.

De todas formas no somos normales.

—¡Adán, Isabella! ¡¿Qué están esperando?!¡Vengan aquí!

Adán sonríe y me da el pase. —Después de ti.

Sonrio y paso primero.






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Nos quedamos en silencio después de que salen los créditos, el trabajo de edición de Charlie es para aplaudir, es más, es el quien se levanta y comienza a aplaudirse.

Adán y yo reímos mientras lo observamos.

La verdad ha sido un buen reportaje.

—Me siento conforme. —Me dice Charlie mientras lo acompaño a la puerta.

—Estoy igual, creo que resultó bien.

—Fue más que bien, cambiare mi tinte de cabello para celebrar.

Enarco una ceja y pongo la mirada sobre su cabello color arcoíris. —¿Voy a despedirme del estilo unicornio?

—Muy gracioso, pero he pensado ponerle fuego.

—¿Fuego?

—Color Rojo, Isabella. —Me aclara.

—Oh..

La mirada de Charlie cambia, la coloca detrás de mi, me giro siguiendo su mirada, Adán se levanta y lleva el tazón vacío hacia la cocina.

Suspiro y me vuelvo hacia Charlie.

—¿Tendrás acción esta noche? Picarona

—¿Solo eso piensas, no?

Charlie se encoge de hombros.

—Además sabes que yo..

—Por la Clamidia. —Charlie me señala y me sonrojo. —No es para avergonzarse, cariño. Confiaste en un imbecil y si me lo permites espero que cuando llegue al infierno su castigo sea que tenga clamidia por todo el cuerpo y por toda la eternidad.

Me río.

—Ese es un buen castigo.

—Lo sé, siempre tengo buenas ideas.

Charlie sonríe despacio y me da un abrazo.

—Te compraré unas cremas si eso ayuda. —Aunque ya tengo mis propias cremas.

—Gracias.




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—¿Qué te pareció el reportaje? . —Le pregunto a Adán, en cuanto lo alcanzo en la cocina.

Seca el tazón y unos cuantos vasos.

—No hacía falta que lavara todo.

—No tengo ningún problema con hacerlo, Bella.

Mi mirada baja por un segundo.

—¿Cómo te sientes?. —Pregunta mirando mi vientre.

Rasco mi barbilla. —Estoy usando los medicamentos así que estoy mucho mejor, aunque necesitaré por lo menos siete días.

Sin sexo.

—O hasta estar completamente curada.

—¿Y del corazón?

Abro los ojos.

Adán se me acerca, su mano va a mi rostro, acaricia mi piel con su pulgar. Ahora mismo su tacto es muy cálido.

No voy a mentir, aún me duele.

Pero tampoco quiero preocupada.

Al final solo me quedo callada.

Cierro los ojos y su tacto viaja por el contorno de mis ojos. —No me gusta verte llorar por el.

—Adá...

Siento su rostro cerca de mi y permanezco cerrando los ojos, aspiro su perfume y la sensación de su cuerpo apretándome me hace sentir muy bien.

Adán me arrincona y cuando decido abrir los ojos, encuentro esos ojos azules mirando mis labios y su boca casi rozando la mía.

¿Qué estamos haciendo?

—Adán..

Es en ese momento y cuando digo su nombre que lo siento.

Tan claro, tan real.

Un beso de Adán.  

En la piel de AdánDonde viven las historias. Descúbrelo ahora