34

9.9K 1K 102
                                    

Isabella:

Regreso al set cuando ya he vomitado hasta lo que no puedo y me cruzo con Adán en el camino.

—Hey.—Su mano va directo a mi rostro.—¿Estas bien?

Bajo su mano despacio.

—Sí, lo estoy.

—Te ves muy pálida.

Bueno, cualquiera se vería pálida si hubiera vomitado el almuerzo, el desayuno y la cena de anoche.

—Estoy bien.—Le aseguro con una mueca.

—Dani dijo que saliste huyendo.—En cuanto me lo dice, pongo los ojos en Dani, quien está sonriendo en mi dirección.

Dani es un entrometido.

—Por un momento creí que tú.

Niego despacio.—No, estoy bien, solo estoy un poco cansada y quiero ir a casa.

Adán abre los ojos.

—De acuerdo, me cambio y nos vamos.

Asiento con la cabeza, el me da un beso en la frente y desaparece por los pasillos, lo sigo con la mirada hasta perderlo y regreso mi atención hacia la pareja que parece querer hacerme la vida imposible.

Respira, Isabella.

El actúa, pero contigo hace el amor y duerme a tu lado.

Eso es lo importante.

En eso quiero concentrarme.








¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.


     






—¿Qué opinas, papá?

Papá toma un largo suspiro al otro lado de la linea.—Opino que ahora más que nunca extraño a tu mamá, manzanita.

Sonrio despacio.—Yo también la extraño.

—Ella tendría unos buenos consejos que darte.

Lo se.

—Y haré un intento, no.—Hace una pausa.—Intentare pensar como ella.

—Papá...

—¿Te crees en capaz de soportar y aceptar la vida de Adán?

Es diferente a cuando tú te haces la pregunta a cuando alguien que además conoces, quieres mucho y es tu familia, la haga.

Me muerdo el labio.—Estoy haciendo el intento.

—Manzanita.

Mis ojos se llenan de lágrimas.

¿Por qué últimamente me siento tan sensible?

—Empezó con un gusto, íbamos a divertirnos... no creí que llegaríamos.

—Ha enamorarte.—Me interrumpe papá.—Así es el amor, manzanita, uno nunca sabe cuando llega. Tu mamá por ejemplo, acababan de romperme el corazón y ella fue mi cura.

—Ahora mismo necesito que ella sea mi cura.—Sollozo.

—Isabella..

—Dios mio.. ¿Por qué estoy llorando?.—Digo tratando de limpiar mis fatídicas lágrimas, pero estas siguen cayendo.—A veces pienso que puedo y luego hago estupideces como estas, pidiéndole que me lleve al set.

Aprieto los labios con fuerza.

—Aun cuando sabía que iba a dañarme, lo hice porque quería darme cuenta de lo que me esperaba a su lado.

Papá guarda silencio.

—Quiero Adán, pero me es difícil entender esta clase de amor.—Confieso.—Aunque sea actuación, igual me afecta.

—Porque no eres de piedra y no eres parte de ese mundo.

Paso la mano por mi rostro.

—Es normal sentirse así.

—¿A punto de desmayarse y pasar casi todo el rodaje vomitando?.—Me recuerdo.—Porque eso hice.

—¿Has estado enferma..?

—Sí, yo...—Niego con la cabeza.—Ahora mismo estoy así.

—¿Y has vuelto a vomitar?

¿A qué viene esa pregunta?

—Un par de veces, pero... ¡No!

—Manzanita...

—¡No, ni siquiera lo pienses, papá!





¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.







¿Cuánto tiempo más tengo que esperar?

Ya perdí el conteo del numero de veces que he dicho la frase.

Tomo un respiro profundo y los segundos parecen minutos, los minutos horas.

No pienso con claridad.

¿Y qué haré si sale una respuesta que no quiero?

Y no me he detenido a pensar antes, exactamente porque no es algo que quiera ahora.

—Tranquila, Isabella, te estas precipitando.—Me digo a mi misma.—Respira, respira.

Bajo la mirada nerviosa y todo el proceso de respirar, mantener la calma, desaparece.

Porque hay dos malditas rayas en la prueba.

Y un problema más con el que tengo que lidiar.

—Mierda, estoy embarazada.

En la piel de AdánDonde viven las historias. Descúbrelo ahora