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Adán:

—Adán. —Me giro en cuanto escucho mi nombre, un repartidor esta de pie con mi pedido se ramo de rosas en mis manos.

Kai y Rick murmuran a mi lado, con una sonrisa me acerco.

—Firme aquí, por favor.

Recibo las rosas y hago la firma, le devuelvo el boli, pero sigue mirándome el extraño hombre.

Por estar en un set de grabación de películas porno.

En esta ocasión no es así.

—¿De verdad su nombre es Adán?

Si no es uno es lo otro.

—Si, es Adán, gracias y ya puedes irte.

El repartidor se marcha y al girarme soy atacado por mis dos compañeros.

—Así que si le enviara rosas por San Valentin. —Suelta Kai riendo.

—Ya lo perdimos. —Comenta Rick.

—¿Y esas rosas?. —Me giro en cuanto veo a mi compañera. Corrección, a quien no preferiría tener de compañera y la mayoría presente. —Adán..

Freya coge los pétalos de las rosas y una risa burlona cruza sus labios.

—¿Tu también te unirlas a los que piensan que podemos tener una relación con este trabajo?

—A Dallas y Jimena les ha funcionado. —Le recuerda nuestra pareja casada a Freya.

—No porque ellos pudieron todos podrán, además si funcionó es porque ambos son actores..¿Que nos queda a los que quieren tener una relación fuera del aquí? Como Adán.

Ella espera mi respuesta y yo solo sonrio.

—¿Por qué no solo te metes en tus putos asuntos, Freya?

—No digas que no te lo advertí, amor. —Ella pone la mirada en Kai y Rick. —Las personas como nosotros jamás podrán tener una vida normal.






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Llego a casa de Isabella con el ramo de rosas en el asiento de copiloto, no he sabido de ella en estos días, se que esta ocupada terminando todo con Charlie y viendo los últimos ajustes antes de que la entrevista y todo su trabajo salga por televisión, pero es San Valentín y para evitar encontrarme con Ben sobre ella, he decido venir en un horario en el que según ella me dijo, el se encuentra trabajando.

Salgo del coche y llevo el ramo conmigo.

Golpeo la puerta.

—Eres tu.

Joder..

Ben pone la mira en el ramo de rosas. —¿Son para Isa?

Trato de contener lo que estoy sintiendo, Ben sonríe y sale de la casa, juntando un poco la puerta.

—Esto tiene que terminar, Adán.

Frunzo el ceño.

—Se que te gusta mi novia.

Abro los ojos.

—¿Y cómo no? Si Isa es una belleza, pero ella. —Sus cejas se juntan. —Isabella es mi novia y me pertenece, por eso no me gusta que un actor porno merodee a su alrededor, menos si ese actor está enamorado de mi novia y le envía rosas. Aléjate. El juego de la entrevista ya acabo, no tienes nada que hacer aquí.

—¿Por qué no dejamos que ella decida si quiere tenerme en su vida o no?

Mis palabras provocan su enojo.

Sonrio. —¿O tienes miedo, es eso? ¿Sientes pánico que ella voltee a verme?

Ben se acerca un paso a mi. —Para nada. Amigo, he intentado ser bueno contigo, espere a que te alejara solo y no lo has hecho, ahora te pido que lo hagas y te niegas.. ¿No ves que esto lo hago también por tu bien?

Quiero reír.

—¿Tu falta de confianza te dice eso?

Aprieta los puños y no doy un paso al costado, este tipo no me intimida.

—Hablo en serio.. ¿O de verdad crees que Isabella puede tener un futuro contigo?

Abro los ojos.

—La conoces ¿No? Entonces sabes que no puedes ofrecerle ni la mitad de lo que yo le ofrezco.

No puedo darle una respuesta, porque no la tengo.

—¿Y de verdad crees que Isabella aceptaría tu trabajo? Mírala como se pone con mi madre, no es lo mismo, pero puedes hacerte una idea.

El esta disfrutando esto y yo no dejo de apretar mi puño, voy a terminar arruinando las rosas a este paso.

—Jamás podrás ser lo que Isa necesita, porque no eres nada, no más que un jodido actor porno.

Ben coge las rosas aprovechando que he quedado pasmado por el golpe de sus palabras.

—Se las entregaré, pero ya deja de hacer el ridículo y no vuelvas a aparecer, Adán. Haznos un favor y desaparece de nuestras vidas.









Isabella:

Salgo del baño y lavo mis manos, un dolor en el vientre y que baja a mi entrepierna me hace apretar los ojos.

Odio los cólicos menstruales.

Tomo un respiro y camino hacia la sala.

—¿Ben?

Ben se vuelve hacia mi, se ve algo misterioso.

—¿Estas bien?

—Si.. son los cólicos, no deja de dolerme.

—¿Prefieres quedarte en casa?. —Me pregunta preocupado.

—No, es San Valentin.

Y probablemente el último día libre antes de dedicarme toda la semana con Charlie para preparar que todo este listo el día domingo.

Ni siquiera he visto el resultado final y ya estoy nerviosa.

—Vamos, pero.. —Mis ojos captan lo que esconde detrás de mi, sonrio. —¿Qué tienes ahí?

—Me has descubierto.

Un hermoso ramo de rosas sale ante mi vista.

—Por dios, Ben. —Sujeto el ramo. —Son muy hermosas. Gracias.

—Me alegra que te gustaran, tarde en conseguirlo.

—¿Demasiada cola en los pedidos?

—Ya sabes como se pone todo en San Valentin.

Es cierto, que hiciera esto pro mi este día es un gesto enorme.

Y creo...

Creo que ya le tengo una repuesta clara a esa propuesta de matrimonio.

En la piel de AdánDonde viven las historias. Descúbrelo ahora