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Isabella :

—Isabella Lewis.

Alzo la vista en cuanto escucho que me llenan, mis manos se forman puños sobre mi pantalón, levanto la vista y veo a la mujer de bata blanca de pie, moviendo la mano en mi dirección.

—Es tu turno, cariño.

Paso saliva y acomodo mis gafas, me levanto del asiento y cojo mi cartera al hombro, sigo los pasos de la atenta mujer, la que finalmente me deja a solas en una habitación de hospital.

Unos minutos más tarde mientras me paseó por el consultorio, la puerta vuelve a abrirse.

—¿Isabella Lewis?

—Si, soy yo. —Responde.

La doctora me extiende la mano. —Mucho gusto, yo ser tu doctora. Puedes llamarme Louis.

—Mucho gusto.

Ella rompe el apretón de mano, se coloca los guantes.

—Ahora sígueme por favor.

Lo hago.

La doctora Louis señala la camilla y me entrega una bata.

—¿Debo..?

—Tu bebé es pequeño aún, optaría más por una ecografía transvaginal, por eso necesito que te pongas la bata.

—Entiendo.

Ella sonríe . —Te dejaré para que te cambies.

Cierra la cortina y me da espacio, unos minutos después cuando ya estoy lista y le aviso, ella regresa, me hace sentarme sobre la camilla y espero acostada a que empiece.

Estoy nerviosa y solo una ecografía.

—Aquí esta.

Levanto la cabeza, se siento algo incómodo el tener eso entre mis piernas, pero mi incomodidad se marcha en cuanto veo la pantalla.

—No veo nada.

—Claro que sí. Es solo que aún es muy pequeñito. —Me asegura, sigo su mano señalando la pantalla. —Pero pronto podrás escuchar sus latidos y verás su cuerpo formándose... por ahora..

—Es como un grano de café.

Ella se ríe.

Yo amo el café.





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—¿Te sientes bien, Isabella?

En la piel de AdánDonde viven las historias. Descúbrelo ahora