Había prometido a aquella mujer que le entregaría la rosa como respuesta algo que no entendía y no sabía si iba a quedarme demasiado grande. No obstante, casi pensaba que si dejaba que se separase de nuevo, no volvería a verla. Por eso, aceptando todos los riesgos que suponía, volví a presionar mis labios contra los ajenos que me recibieron gustosos mientras el ritmo de los latidos de nuestros corazones volvían a transformarse en una coral de emociones demasiado intensas.
La pasión iba abriéndose paso. El sonido de nuestras respiraciones aceleradas tan solo estaba permitiendo que quisiésemos más, siempre más. ¿Cómo podía cansarme de una mujer tan exquisita como aquella? No había nadie que pudiese igualarla. Era la mujer perfecta a mis ojos y lo sabía, sabía que era imposible que aquel lugar terminase siendo arrebatado por otra mujer a quien no le pertenecía ni la mitad de los derechos que ella podía lograr con sonreír.
Sus manos volvieron a posicionarse sobre mi pecho igual que lo habían hecho el día de la exposición. Temía que me alejase de su boca y durante medio segundo sentí la presión de sus dedos antes de agarrarse con tanta fuerza a las solapas de mi chaqueta, que el júbilo me embriagó en todos los aspectos posibles. No quería alejarse de mí y no pensaba separarme de ella.
Di pasos hacia atrás, envolviendo su cintura con uno de mis brazos antes de que acabásemos contra la puerta del despacho. La cerré con la suavidad propia de quien no tiene nada que esconder al otro lado, un cierre normal, que no hiciese sospechar a nadie, pero cuando puse el seguro todo dejó de ser tan normal. Estábamos a salvo a nuestro lado de la puerta, sin nadie que pudiese interrumpirnos.
A pesar de todo mi apetito por ella, por volver a tenerla de todas las formas que me permitiese, no la obligué a nada. Mis manos se mantuvieron apretando su cuerpo al mío. No toqué más de lo preciso, no crucé límites, solo me embriagué del sabor de sus labios sintiéndome al borde del éxtasis puesto que no podía evitar volverme adicto de nuevo a sus besos.
Nos volvimos a separar tan solo cuando la falta de aire nos lo suplicaba. Por lo menos, mis pulmones estaban al borde de haber terminado ahogados por no haber seguido recibiendo el suficiente oxígeno. Estaba mareado, la sensación era real, única e incomparable. No había nada mejor que recibir la respuesta de sus labios sin que fuese otro de mis sueños.
Acaricié lentamente su cabello mientras se acurrucaba sobre mi pecho dispuesta a permanecer otro rato más entre mis brazos, regalándome una nueva razón para no moverme de donde estaba. ¿Cómo podía haber vivido tanto tiempo sin Laila? Ahora no encontraba respuesta alguna que me satisficiese. Era casi como cuestionarse los porqués del universo y no tener esa razón que daba sentido a todo. Puede que solamente hubiese subsistido porque en algún momento tendría que acabar volviendo a encontrarla.
Puse mi mejilla sobre su sedoso cabello esperando a que nuestras respiraciones dejasen de estar tan aceleradas. Mis dedos se perdieron en la piel de su nuca, acariciándola, jugando y rozando un lugar tan sensible con las yemas. Ella se reía en ocasiones cuando tocaba algún punto donde le hacía las suficientes cosquillas. Ni tan siquiera eso podía cambiar de ella. Era simple y llanamente perfecta sin pretender serlo.
Sabía que antes o después tendría que irse. Su vida estaba plagada de muchos planes en los que yo no estaba incluido. No pretendería ser el centro de su universo, pero ni tan siquiera pertenecer a él era aún más doloroso de lo que hubiese llegado a pensar.
— Lee mis libros, por favor —susurró antes de separarse de mí.
No creo que me lo estuviese pidiendo como un capricho. Terrence había pensado lo mismo que yo. Esos libros no eran nada más que una carta abierta para mí. Se había desnudado el alma contando a todo el mundo sentimientos que solamente quienes la hubiesen conocido o me hubiesen conocido a mí podrían saber que eran reales, que ese había sido su calvario. Sin embargo, no me hacía ninguna gracia continuar esa historia. Una parte de mi ser sabía que algo iba a pasar porque no se atrevía a contarme lo que estuviese allí incluido en esas páginas, sino que prefería que lo leyese, no estar cerca de mí en esos momentos.
El tercer tomo era parte de ese momento de su vida en el que yo no estaría ya. El personaje, el protagonista, desaparecería pues se había marchado la protagonista como lo hizo ella en un pasado: dejando una mísera carta que sería más sufrimiento para él.
¿Quería abrir la puerta a esos diez años aislado de su presencia? ¿Quería saber quién o quiénes habían estado en su vida todo ese tiempo? ¿Deseaba conocer la verdad? Sabía que iba a sufrir, que me iba a doler y mucho lo que pudiese encontrarme en esas páginas, que sentiría sus emociones casi como si fuesen propias, que me odiaría tanto como ya me estaba odiando o, incluso más. Imaginar todo el sufrimiento que podía haberle hecho sentir estaba provocando un nudo en mi garganta sin necesidad de pensar en más.
Permití que se fuese. No podía obligarle a quedarse conmigo. Yo tenía cosas que hacer. Ella también pese a que la angustia se había agarrado a mi pecho. ¿Por qué tenía tanto miedo? Sentía que no habría posibilidad de nada más. Era así. No obstante, ni tan siquiera algo tan simple como mi propia negatividad podría quitarme del camino. La conquistaría y si para eso tenía que leer una y otra vez su dolor además de odiarme cada vez más a mí mismo no era nada más que un paseo simple en comparación a todo lo que podía llegar a alcanzar. Pero tampoco es que me importase que terminase siendo como una odisea, perdiéndome en el desierto durante días sin agua. Ella había escrito un mensaje para mí durante años que no había llegado y no podía dejar que terminase de nuevo sin llegar a su destino y sin que tuviese una respuesta a toda la verdad.
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Secretos
RomanceWolfgang Maicron pertenece a la élite de la sociedad. Un hombre acomodado que ha tenido todo lo que ha querido, jamás lo ha visto suficiente. La oveja negra de una familia que vive con la cabeza alta por su gran legado, ha llegado a Nueva Orleans pa...