CAPÍTULO XXVII

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Aún no me había llenado de valor para ir a ver a Lauren, tenía que hacerlo lo sabía, una semana completa he estado pensándolo y dándole vueltas al asunto, teniendo la presión de Brendan y no puedo negarlo, la mía también pero no estaba decidida. Preparé el desayuno y al estar listo, me fui a la sala a ver las noticias, fui interrumpida por alguien quien tocaba como un demente, después sonó el timbre varias veces, eché un vistazo por el ojo mágico de la puerta, sabía que se trataba de mi amigo Gabriel.

-Vaya sabía que eras tú! -Entró sin yo darle permiso, no me molestaba, desde que comenzamos a tratar, nuestra confianza se fue agrandando más, había sido un gran amigo para mí, lo quería demasiado.

-Es que si es por ti, dejas a este pobre lisiado, esperando no se cuantos minutos. -Negué, se sentó en uno de los bancos de la isla de la cocina.

-No te digas así, sabes que eres mucho más. -Agarré una taza. -Quieres café? -Asintió.

-Hoy no tienes que trabajar? -Preguntó ladeando un poco la cabeza, viendo un rompecabezas que tenía allí cerca. -Amiga necesitas algo con que distraerte no? Bueno, alguien. -Le dejé la taza en frente.

-Si, si tengo que trabajar pero... -Me quedó viendo. -Que? -Pregunté.

-Que te pasó allí? -Señaló mi frente, la herida ya estaba mucho mejor, aun se veía algo roja, pero ya los puntos se habían caído.

-Hace una semana casi me atropellan! Te llamé y te lo conté al siguiente día, no recuerdas? -Me serví una taza de café y me senté al frente del rompecabezas para seguir armándolo.

-Si, lo recuerdo, pero no me contaste que te habías lastimado. -Su voz sonó preocupada.

-Bueno pero no fue nada grave. -Le respondí con mi vista perdida buscando encajar las piezas. -Aun así, hoy puedo ir a trabajar a la hora que quiera, además me asignaron un caso de investigar a un grupo de estafadores, así que no tengo que ir a la estación si no me apetece.

-Suenas como toda una jefa. -Rió acercando su silla a mi para ayudarme.

-No te creas, aun recibo muchas miradas de odio. -Alzó sus hombros.

-Eso no debería importarte, creo que tienes que tener cosas más importantes en mente. -Me detuve y respiré.

-En realidad si. -Él también lo hizo y me quedó mirando atentamente.

-Parece que es muy importante eso otro no? -Asentí lentamente. -Quieres contarme?

-Recuerdas cuando te conté sobre Lauren? -Pensó unos minutos.

-Si! Ya recuerdo! La chica que conociste en la cárcel! -Tomé un sorbo de mi bebida.

-Pues ella fue la que me salvó ese día... -Él iba hacer lo mismo, pero se devolvió ahogándose un poco.

-Creo que se te olvidó contarme una parte de la historia. -Apartó completamente el juego.

-Pues si, ella estaba también allí, y créeme que llevo todas las noches soñando con eso, pensando en como llegó, en como volvió arriesgar su vida por mi. -Coloqué mis manos sobre mi cara. -Y yo siendo una total imbécil.

-Por lo menos le has dado las gracias no? -Lo miré algo apenada. -Ok, ya me lo dijiste todo, no lo has hecho, Camila pero que te pasa? Como puedes ser esa clase de persona! Sé que tu no eres así!

-¡Y no lo soy! Pero que sé yo, el miedo o la vergüenza no me ha dejado dar los pasos que necesito -Se levantó agarrando su bastón, tropezando un poco. -Que haces? -Pregunté asustada al ver su reacción.

-Vístete y ponte guapa nos vamos a buscar a esa mujer! -Me agarró y me bajo de mi silla.

-Que? No! No puedo! -Rodó sus ojos.

En el lugar que estuvimos. | Camren.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora