CAPÍTULO XXX

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Me recordé, estrujé un poco mis ojos, volteé mi cabeza hacia un lado y miré la desnuda espalda de Camila, solo tapada ligeramente por la sábana, sonreí. Me levanté buscando mi teléfono entre la ropa que estaba en el piso, me fijé en la hora y ¡Mierda! Ya era muy tarde! Aún así no hice mucho ruido al marcharme, para no despertarla. 

Llegué al hospital, me di una ducha, me coloqué mi uniforme y salí caminando muy rápido a emergencias, tenía que pretender que había estado toda la noche aquí, para en unas horas poder irme al juzgado, sujeté mi cabello en una cola de caballo.

—Hola hola! —Les dije a unas enfermeras que estaban allí. 

—Dra. Miller! Donde ha estado? —Preguntó una de ellas. —Fue una noche algo ajetreada, un coche chocó contra un restaurante, llegaron demasiados heridos. —Al tratar de responderle, me interrumpieron.

—Si, donde estabas? —Me giré y estaba Kate, su voz sonó seria.

—Estuve toda la noche en una cirugía. —Odiaba mentir. 

—Si? Con quien? —Preguntó una de las enfermeras detrás de mi, giré mi cabeza para tratar de hablarle con mis ojos y que se callara, cuando volví a mirar a Kate, ésta alzó sus cejas para dejar que yo respondiera esa pregunta también. 

—Conmigo. —Salió Normani a mi rescate, respiré hondo. —Lo siento por robármela, pero necesitaba a alguien de cardio y no había más nadie. —Se acercó a mi, colocándome en el bolsillo de mi camisa mi carnet de identificación. —Lo dejaste mientras lavabas tus manos. —Bajé mi mirada, porque definitivamente esto se me había olvidado en casa de Camila.  

—Bueno, ya no importa, sólo quería entregarte esto. —Kate me dio una carpeta, la abrí y al mirar lo que tenía escrito en los papeles que contenía, sonreí. —Ya vuelves hacer una cardióloga. —Corrí abrazarla.

—Gracias muchísimas gracias! —Respondió a mi abrazo.

—Así que no tendremos que ir a donde el juez, él mismo me hizo llegar los documentos. —Estaba muy feliz. —Quizás para celebrar podamos ir a cenar esta noche, te parece? —Asentí. —Bien, entonces me voy, tengo mucho trabajo. —Me dio un espontáneo beso en los labios, el cual me dejó algo incómoda, porque recordé lo que le había hecho, se marchó.

—Ahora tu y yo vamos a discutir un caso que me tiene muy intrigada. —Normani me habló muy cerca de mi oído y me haló del brazo —Si nos disculpan —Miró con una sonrisa a las enfermeras, cuando estuvimos lejos de urgencias, rascó su cabeza y me miró de manera incrédula. —Me puedes explicar que hacía un policía aquí buscándote, viniendo de parte de la detective Camila Johnson para entregarte tu carnet? Ahora haces consultas a domicilio?

—Sé que esto se ve muy mal. —Quise explicar.

—Pero seguramente la pasaste muy bien. —Negué aguantando sonreír. —Ay por favor Lauren, no hace falta que me mientas, sé que estuviste la noche con esa mujer. 

—Si, si lo hice! —Se lo confirmé, era lo menos que podía hacer, cuando acababa de salvarme, no solo con Kate, si no de la guardia que no cumplí anoche. 

—Que hiciste que? —Llegó Rachel, con unos cafés repartiéndolos entre nosotras.

—Nuestra amiga aquí presente que se reconcilio con su amor de prisión. —Normani le respondió directamente tomando después un sorbo de su bebida. 

—Amor de prisión? —Rachel pensó un poco y al darse cuenta abrió sus ojos sorprendida. —Ay por Dios Lauren! Camila? La policía? —Normani rió. 

En el lugar que estuvimos. | Camren.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora