CAPÍTULO XXXI

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Ya tenía los resultados de Martha, para arruinarme el día no eran nada buenos, para que pudiera estar bien tenía que irse a un retiro espiritual o algo parecido, para que sus valores pudieran estar a su favor, pero todos sabíamos que eso era imposible. Llegué a la estación de policía, tenía que darle a Camila los documentos, para que los evaluara el médico del lugar,  por más que Martha me haya pedido a mi que llevase su caso, todos sus caprichos no podían hacerse realidad. Intenté llamarla pero me mandaba de inmediato al buzón

—Hola. —Le dije tímidamente al primer oficial que vi. 

—Señorita en que podemos ayudarla, viene a colocar una denuncia? —Negué rápidamente. 

—No no no, estoy buscando a la oficial Camila Johnson. —Habló por su radio, preguntando por ella, yo esperé.

—Si, si se encuentra, pero está en una reunión. —Me sonrió, ya que la respuesta fue positiva, yo procedí a subir. —Disculpe! —Me detuve y lo volví a mirar. —Civiles no pueden subir a esa área, solo personal autorizado y familiares cercanos en caso de una emergencia, así que tiene que esperar aquí. —Yo no tenía tiempo para esperar, hoy tenía que hacer dos cirugías y ya iba algo retardada.

—Bien pero.. —Tenía que ser astuta. —Esto es una especie de emergencia, y necesito hablar con ella lo antes posible. 

—Si quiere, yo le hago llegar esos documentos por usted. —Esto no estaba funcionando. —Me dice su nombre? —Ok, jugaría esta carta. 

—Soy la Dra. Lauren Miller... Su prometida. —Me miró expectante. 

—Su prometida? Pues no sabíamos que Camila se había comprometido, por qué la tiene como un secreto? Yo a usted la viviría presumiendo. —Me ruboricé un poco para sentirme halagada. 

—Nos gusta la privacidad, pero en serio necesito hablar con ella. —Pensó un poco.

—Bueno en ese caso, yo les guardo el secreto, así que sigame. —Íbamos subiendo en el ascensor, y no podía evitar reír, por lo que había dicho, pero me aguanté las ganas. Llegamos, era bastante amplió y con mucha iluminación, todos estaban súper concentrados, excepto dos oficiales que vi en una esquina, solo estaban bebiendo café y riendo. —Espere aquí un momento.

Pasaron unos minutos, yo me distraje en mi teléfono, sentí como alguien se acercó a mi.

—Entonces para cuando sería nuestra boda? —Levanté mi mirada y era ella con una sonrisa burlona.

—Que? De que hablas? —Traté de evitar su pregunta.

—No nada, solo que estoy en una reunión con mi jefe y llegan a decirme que la Dra. Lauren Miller necesita verme, así y que también dijo ser... Mi prometida. —Reí. —No recuerdo habértelo propuesto. —Negué algo nerviosa. 

—Bueno ya, no podía esperarte a que terminaras tu reunión y tenía que entregarte esto en tus manos, para poder explicarte y no estés tan perdida, que no puedan jugarle sucio a Martha con respecto a su salud. —Duramos charlando unos cuantos minutos, traté de resumirlo todo sin incluir tantos términos médicos para que pudiera entender rápido.

—Bien, yo en un par de horas saldré para allá, todo lo que me digan, te llamo en la noche para decírtelo o bueno mejor dicho... Nos vemos en casa. —Rodé mis ojos.

—Esta bien, nos vemos. —Dije rápidamente, iba a marcharme cuando ella se estaba aprovechando esto al máximo.  

—No me vas a dar sin siquiera un beso antes de irte? —Fruncí mis labios, me acerqué a ella despacio y le di lo que me pedía, bueno no me engañaría yo también lo quería, aunque fue un beso corto, miré como todos dejaron su concentración a un lado y nos quedaron viendo con algo de picardía, hasta los oficiales que bebían café se quedaron sin habla. 

En el lugar que estuvimos. | Camren.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora