CAPÍTULO XXXVIII

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Subimos las escaleras, Michelle se atrasaba un poco pero yo iba a su paso sosteniendo su mano, antes de entrar a la habitación, Normani se acercó a nosotras con una gran sonrisa.

—Hola! —Nos dijo con gran ánimo, yo me agaché para estar a la altura de Michelle y Normani hizo lo mismo.

—Pequeña, ella es Normani Williams. —Ella extendió su pequeña manita hacia mi amiga. 

—Un placer me llamo, Michelle... —Sé quedó pensando —Creo que eso es todo. —Terminó diciendo algo triste. —Normani y yo nos miramos entre nos, y bueno por ahora hasta que yo no tenga la adopción legal y oficial no puedo darle mi apellido, pero espero que eso pase pronto. 

—Bien, muy bonito nombre! Pero eso sí, puedes llamarme tía Normani. —Le entregó un chocolate. —Ten para que meriendes luego. 

—Te me adelantas y quieres sobornar a la pequeña... —Rachel venía caminando hacia nosotras.—Hola, Michelle yo soy Rachel Taylor, y también puedes llamarme tía Rachel. —Se agachó y le extendió su mano. 

—Pero... —Michelle habló y nos quedamos esperando a que continuara. —A mi me enseñaron que los tíos o tías, son hermanos de mi mamá. —No sabíamos que responder, no quería presionar nada, si algún día ella me decía mamá era porque verdaderamente lo sentía, no porque yo se lo haya dicho y lo sintiera como una obligación. 

—Bueno pero como somos muy amigas de Lauren, y es como tu mad... —Rachel quiso arreglar la situación, pero creo que si la dejaba continuar, la arruinaría más. 

—Ok! —Dije respirando profundo. —Mich... Les puedes llamar por su nombre y ya, no es necesario que le digas...

—No! Me gusta, les diré tías, así siento que tengo una familia. —Miré como los ojos de Normani se colocaron algo vidriosos.

—Eres una niña muy inteligente Michelle. —Finalizó por decir Rachel. —Pero bueno, imagino que tienen cosas que hacer y nosotras también, tomó la mano de Normani que aún se encontraba algo sentimental. —Si podemos, nos vemos a la hora del almuerzo o la cena, si no se nos presenta nada, bien? 

—Oigan pondrían decirle a Betty, que necesito el servicio de la guardería. —Rieron queriendo burlarse de mi. 

—Yo jamás pensé que este día llegaría. —Mencionó Rachel —Pero esta bien, le diremos que estás aquí. —Asentí y continuamos. 

—Además que nos tienes que explicar ese anillo en tu mano! No creas que no lo notamos. —Gritó Normani y yo me giré apenada y algo ruborizada. 

Abrí la puerta lentamente, vi como Camila se encontraba leyendo un libro, alzó su mirada para encontrarse con la mía, sonrió y dejó todo a un lado. 

—Te extrañé... —Me dijo, sé veía bastante fuerte y mejorada, ese brillo en sus ojos había vuelto.

—Si, sólo que tuve que hacer otras cositas antes... —Poco a poco dejé que Michelle entrara, los ojos de Camila se abrieron sorprendidos pero sin decir una palabra, terminé de cerrar la puerta para acercarme completamente a ella. 

—Ella... es... —Asentía en cada palabra que ella intentaba formular. —Michelle. —Sus ojos empezaron a llenarse de lágrimas.

—¿Por qué lloras? —Preguntó tímidamente la pequeña, Camila trataba de secarse las lágrimas. —Lau, creo que le puede doler algo. —Sonreí.

—No no no, es que vaya, me alegra mucho conocerte. —La emoción que sentía se veía fácilmente. —Eres igual a ella... —Yo asentí dándole la razón.  

En el lugar que estuvimos. | Camren.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora