CAPÍTULO XL

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Mis piernas temblaban, no saldría corriendo, solo estaba recordando todas las cosas que me habían pasado estos últimos años de mi vida, hoy me sentía bien, hoy me sentía en paz, hoy sentía que ya todo estaría bien.

—Lista? —Entró Rachel a mi habitación. —Vaya, si que estás hermosa.

—Gracias. —Mencioné algo tímida. —No crees que sea mucho?

—Amiga creo que esto es lo más sencillo que te pudimos conseguir, así que no lo sé, pero yo creo que es lo suficiente y justo. —Mi vestido era color turquesa, con un escote no tan pronunciado, su corte era un poco más arriba de mis rodillas, lo combiné con unos tacones blancos, mi cabello lo dejé suelto, con un cintillo de pequeñas florecitas.

—Dios mío! Vamos muy tarde! —Entró Normani agarrando su cartera. 

—Tranquila Normani, vamos con tiempo de sobra, además es una ceremonia sencilla.—Rachel siguió peinándose y retocando su maquillaje. 

—Bueno vamos igual! Que nuestra amiga se nos casa hoy y eso hace que este día sea importante, la que me preocupa es Camila —La miré extrañada.

—Por qué lo dices? —Me quedé esperando su respuesta. 

—Quien la está ayudando son puros hombres, pobre. —Negué. 

—Los hombres también pueden tener sentido de la moda Normani, además está con nuestra amiga Ally, así que todo bien. —Terminé de hablar y me levanté —Vamos!

Nos metimos en el coche de Rachel, llegamos, ya estaba Brendan afuera esperándonos junto con Michelle tomada de su mano, me bajé del coche y apenas mi pequeña me miró salió corriendo a darme un abrazo. 

—Lau!!! —Respondí su abrazo.

—Pero que bella estás! —La llené de muchos besos, ya hacía dos semanas que me habían otorgado su custodia legal, Camila y yo habíamos decidido esperar hasta que eso pasara, para poder casarnos. 

—Camila está mas bonita. —Dijo la pequeña llena de ilusión. 

—En eso no se equivoca. —Agregó Brendan, lo miré con una ceja levantada. —Vaya... —Empezó a sudar un poco arreglando su corbata. —No lo digo en mala forma Lauren, ósea, Camila es mi amiga y... 

—Basta, solo juego contigo. —Reí y me siguió. —Ya podemos entrar? —Tomó su teléfono y llamó, esperamos unos cinco minutos, ya mis nervios habían aparecido nuevamente. 

—Listo, entremos. 

Abrieron las puerta del pequeño salón que conseguimos, solo nos acompañaba, Normani, Rachel, Brendan, Gabriel, Ally, y Michelle, si pensé en invitar a mi familia, pero creo que esto lo tomaba tan mío, tan nuestro, que no me preocupe por hacerlo, además que prácticamente, mi vida había tomado un rumbo tan diferente a la de ellos, que sabía que solo me felicitarían o después quedaríamos para hacer un brindis y Camila pensó lo mismo con respecto a la suya.

Caminamos hasta el jardín, el lugar estaba hermoso, acompañado de muchas plantas con flores de múltiples colores, los chicos se habían adelantado, al final pude ver a el ministro que nos casaría, respiré hondo. 

—No sabía que te podías ver más bonita de lo que eres. —Me giré y la vi llegando a mi lado. —Que pensabas que te estaría esperando en el altar? —Sonreí. —Caminaremos juntas. —Sujetó mi mano.

—Así es mucho mejor, basta de lo cliché no? —Alzó sus hombros. 

—No sé si sea cliché o no, pero haremos alguna diferencia, además no creo que seamos las únicas. —Estaba hermosa, su vestido era de color beige, dejaba sus hombros descubiertos, lo acompañó con unos zapatos altos color negro, sujetó su cabello mínimamente y su maquillaje era tan delicado, que hacía que su cara se viera tan frágil. —Que pasa? 

—Estas tan hermosa. —Mis palabras sonaron risueña, miré como se sonrojó. 

—Bueno ya, que Ally pasó horas arreglándome, y tu diciéndome eso me dan ganas de llorar, no puedo creer que este momento este pasando. —Subí su mano a mi boca y le di un beso. 

Empezamos a caminar hasta llegar al final de pasillo, la sonrisa de todos nos daba tanta tranquilidad y el lugar que encajaba perfecto con este momento. 

—Bien, nos hemos reunido aquí para celebrar... —Camila miró al ministro y lo interrumpió. 

—Lo siento, pero estamos tratando de salir de lo cliché, así que, improvise. —Sonreí y los demás rieron. 

—Ok, Camila... —Dijo negando pero igual riéndose el ministro. —Al llegar a este punto, es un nuevo comienzo para las personas que están uniendo sus vidas de esta manera, no me gusta verlo como un siguiente paso, esto no es un juego donde pasamos de nivel, aquí no podemos rendirnos, aquí tenemos que luchar, tenemos que construir y cuidar... Los que son ustedes y los que vienen después de ustedes. —Le dio una leve mirada a Michelle, sonreímos. —Sin esperar nada a cambio y sin pedirlo, porque cuando hay amor, llega así como así al levantarnos por las mañanas que solo lo sabemos y ya, es algo tan sencillo que con tan solo ver a la persona que amamos, sonreír, sabemos que vamos a estar bien... —Rachel se acercó y le dio los anillos. —Lauren? —Suspiré.

—Sentí miedo no lo negaré, pensé que nunca más te volvería a ver y nuestra historia quedaría tan incompleta, o con muchas preguntas por responder, una vez cuestioné mi amor por ti, y solo logré soñarte estando dormida o despierta, sabía que el tiempo tenía que pasar para sanar heridas y olvidarnos un poco de lo que nos hizo daño, pero también supe que mi amor nunca se había ido, así que solo necesitaba buscar esas respuestas y bueno hoy te juro a ti y a Michelle, que las voy amar hasta el último día de mi vida. —Camila secó unas lágrimas de mi rostro y después yo hice lo mismo por ella, deslice el anillo por su dedo, abrazándola luego, el ministro le cedió el otro a Camila.

—Si la vida me fuera dicho esto, aunque sea me fuera dado una simple pista de que llegaría este momento, no fuera hecho tantas tonterías, y lo fuera apurado, yo me enamoré de ti, desde el primer día que te vi, cuando le robé el shampoo a Ally, recuerdas? —Miramos a nuestra amiga y negó con sus ojos entrecerrados. —A partir de allí siempre quise que nuestros caminos coincidieran, así no llegaras a sentir nada por mi, quería estar allí para ti, aunque nuevamente te pido perdón por haberte fallado. —Sacudí mi cabeza, le hice un gesto para que se diera cuenta que eso ya estaba perdonado. —Te amo Lauren Miller, siempre le tengo agradecer a ese lugar, por habernos dado la dicha de conocernos, y como yo he aprendido, sé que tu también lo has hecho, hoy siento que no tengo que arrepentirme por estar en el lugar que estuvimos... —Deslizó el anillo por mi dedo sin quitar su mirada de mis ojos. 

—Ya habiendo finalizado estos maravillosos votos, las declaro, mujer y... —Camila no esperó y me besó. —Mujer... 

Al atardecer y después de hacer un sencillo brindis con nuestros amigos, quienes nos desearon toda la felicidad del mundo, fuimos a la playa con Michelle, quien caminaba delante de nosotras jugando con las olas que llegaban a la orilla, tratando de que no lograran tocarla, dejamos nuestros zapatos en el auto, pero aun llevábamos nuestros vestidos de la boda. 

—Esto es lo que quería, esto es lo que buscaba. —La miré y solo se quedaba viendo el horizonte, mientras caminábamos agarradas de la mano. 

—A que te refieres? —Se tornó a mirar a Michelle y después a mi. 

—A la paz que estoy sintiendo en este momento, siento que el mundo va a jugar a nuestro favor esta vez, y comienza hoy. —Nos detuve. 

—Lo mismo pensé esta mañana, nos tenemos Camila Johnson, ya nos tenemos. —Le di un beso en sus labios. 

—Para siempre? —Sonreí sobre sus labios.

—Te amo... —Michelle corrió hacia nosotras mojándonos un poco y empezamos a correr persiguiéndola, esta felicidad era toda nuestra y si, no las merecíamos y esperaba que durara mucho tiempo...

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FIN

En el lugar que estuvimos. | Camren.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora