CAPÍTULO XXXIV

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Me estacioné en mi coche con mi mirada fija y perdida hacia el frente, inhalaba y exhalaba como me lo recomendaron mis amigas pero nada estaba funcionando, habían pasado unos tres meses, y en todo este tiempo solo me enfoqué en este proceso, sentía miedo en cada paso, pero tengo en mi vida a personas sensacionales que me han apoyado a un cien por ciento. 

—Tranquila, todo ha ido bien. —Miré a Kate, a quien llamé para que llevara este caso, no se especializaba mucho en este tipo de situaciones, pero si ha sido de gran ayuda. 

—Bueno, pero eso no quita que en cualquier momento algo pueda ir mal. —Dije apagando el coche. 

—Si sigues con esa actitud, seguramente todo va a ir mal, y no va a ser ningún documento, si no tu mala energía. —Hoy sería el primer día, espero que de muchos, que me podría acercar a Michelle. —A partir de hoy empieza su proceso de adaptación, con tus visitas dos veces a la semana, si todo va bien, las iremos aumentando, siempre dependiendo lo que diga la trabajadora social, y eso va a influir en la decisión de la juez, recuerda que ya es una niña que va a cumplir cinco años, y por ende puede razonar, tu puedes estar muy dispuesta a darle tu cariño pero...

—...Si me rechaza. —Terminé su oración, suspiró.

—Si te rechaza, no podemos hacer más nada, lo siento pero ya no es una bebé, siempre digo que por muy fácil que sea manipular a los niños, no debemos aprovecharnos de eso, siempre ser sinceros y transparentes, solo deja que las cosas fluyan. —Antes que se bajara, la detuve.

—Espera! —Me quedó mirando. —Gracias...—Me sonrió.

—Tranquila, te dije que siempre podías confiar en mí, y que estés haciendo esto, me demuestra que no me equivoqué y eres la persona que siempre creí que eras. —Le sonreí devuelta.

Entramos a la casa que ya había visitado con Ally cuando me dijo la noticia. Todo estaba muy limpio, agradecía que no fuera de esas que se ven en las películas que son como de mala muerte.

—Hola! Yo soy Juliet Morris —Nos recibió una chica como de unos veinti...tantos años, morena, con grandes ojos cafés, y un cabello abundante color negro azabache.

—Un placer! —Kate estrechó su mano. —Soy la abogada Kate Montgomery y ella es la Dra. Lauren Miller. 

—Sólo Lauren, esta bien —Le sonreí antes de también estrechar su mano.

—Encantada de recibirlas, ustedes vienen por Clarity no? —Fruncí mi ceño de inmediato. —Perdón! Me equivoqué, por Michelle. —Respiré aliviada y asentimos. —Lo siento es que las dos comparten la habitación y pues se han vuelto como hermanas. —Empezamos a subir unas escaleras, Juliet tomó la delantera mientras yo me quedaba atrás con Kate. 

—No caigas en esos trucos. —Me dijo muy cerca del oído, la miré sin entender. —Una amiga que es la que me está asesorando en este caso, me dijo que estás personas a veces suelen conectar a un niño con otro, y esta sería la dinámica, si alguien quiere adoptar a uno de ellos, tengan que hacer el trámite por el otro, ya que les rompe el corazón tener que separarlos. —Por muy loco que esto me pareciera, pues si tenía algo de sentido. —Se meten en la cabeza de las personas, y créeme que saben como hacerlo. 

—Bien, lo tengo. —Entramos a la habitación, donde pude ver a Michelle nuevamente, por suerte no estaba la otra niña, aunque de un impulso sujeté el brazo de Kate. 

—Tranquila, puedes con esto, estoy aquí. —Sonaría muy mal, pero como hubiese querido que Camila me acompañara en esto, tenía meses sin saber de ella, sólo la había visto salir de un café, con algunos de sus amigos, pero solo mantuve la distancia y no quise acercarme.

En el lugar que estuvimos. | Camren.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora