Capítulo 3

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Eva

Rafa me agarra de la mano de repente. Estamos paseando por un parque cerca de la residencia. Hace bastante calor, pero por suerte gracias a los grandes árboles que hay alrededor, hay mucha sombra.

—¿No te da calor la camisa? —Le pregunto yo. Rafa dirige su mirada a su camisa verde y niega con la cabeza.

—Sorprendentemente no. ¿Te gusta? Me la he puesto especialmente para ti.

Suelto su mano y doy una vuelta rápida alrededor de él.

—Estás guapísimo —Digo y me acerco para darle un abrazo. Huele a gel de coco—. Hueles a coco.

Hago como que le olfateo. Rafa se ríe ya que le produzco cosquillas.

—Que olfato tienes.

—Has visto. Es mi super poder.

—Si no llegas a ser cantante, puedes dedicarte a perro policía.

—Espero que lo de perro no tenga doble sentido.

Rafa suelta una carcajada.

—¡No! Ni siquiera lo hubiera pensado de esa manera.

Le dedico una sonrisa pícara y le vuelvo a coger de la mano para que sigamos caminando. Es extraño, antes cogerle de la mano no me resultaba extraño. Ahora tenemos el peso de nuestros sentimientos entremedias.

—¿Al final sigue en pie lo de tu concierto?

—No es un concierto —Pongo los ojos en blanco —. Me han dado la oportunidad de cantar algunas canciones con un poco de público nada más. Ni mucho menos se asemeja a un concierto.

—Bueno pero ya vas a hacer más que la mayoría.

—No sé he tenido suerte de que me cogieran. Encima tú no te puedes quejar, yo fui hice un mini casting y me cogieron. La próxima vez te vienes conmigo.

—¿A cantar en un bar? Ponme algo más elegante.

—Se me pone quisquilloso el chiquillo —Digo en tono de burla —. Lo digo en serio es una buena oportunidad. Quién sabe si habrá alguien buscando nuevos talentos.

—Tu sueñas mucho, pero sí, cabe la posibilidad.

Nos quedamos en silencio un momento.

—¿Te invito a un helado? —Me pregunta al cabo de unos instantes.

—No sé porque sigues aquí parado la verdad.

Rafa me da un beso en la mejilla rápidamente y me dice que ahora vuelve. Mientras camina hacia el pequeño kiosko no puedo evitar pensar en aquel pequeño beso que me acaba de dar. No sé si se supone que debería haber sentido algo. Aunque sea una diminuta corriente eléctrica. Se supone que cuando te gusta mucho una persona aunque sea el más mínimo roce te hace temblar.

Rafa me gusta pero no sé cuánto. No le quiero perder. De verdad que me trata genial y me lo paso tan bien con él... Pero siento que falta conexión. Quizá se gana con el tiempo.

Quizá debería hablar con él sobre lo que me pasa.

Sigo tan absorta en mis pensamientos, que no me doy cuenta de que Rafa ha vuelto. Me pone el helado en la cara, pegándome un susto.

—Te has quedado pasmada. Despierta tengo tu helado.

—¡Chocolate! Agh, me encanta muchas gracias —Cojo el delicioso helado, con cuidado de no mancharme y paso la lengua por él.

Éxtasis total.

—¿De qué te lo has pedido?

—Menta y chocolate. ¿Quieres?

EsperandoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora