Capítulo 28

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Eva

Hugo es idiota. Podría haberse librado del castigo pero tuvo que venir a por mí. Que no se me malinterprete, me ha encantado el gesto que ha hecho por mí, pero gracias a mi tozudez de no irme cuando debería, tenemos que estar toda la tarde de viernes arreglando el desastre que montamos.

Sam me ha pedido mil veces disculpas a lo largo del día. Yo estoy bastante enfadada con ella y con Flavio, pues al final fueron ellos quienes se lo cargaron, aunque hubiese sido sin querer. Pero al fin de al cabo nos la estábamos jugando todos al estar ahí arriba haciendo el gilipollas.

Todavía no se me ha olvidado el comentario que hizo Samantha antes del "pequeño" accidente. "Cada oveja con su pareja". ¿Sam ha notado que pasa algo entre nosotros? Y si lo ha hecho ella, ¿quién más se habrá dado cuenta?

He querido preguntarle sobre eso a ella pero no he encontrado oportunidad para decírselo. La llamaré esta noche para aclararlo que entre Hugo y yo no hay nada. Bueno por parte de él, me lo dejó bien claro cuando se apartó cuando estábamos a punto de besarnos. Seguro que se dejó llevar por el momento y se dio cuenta antes de hacerlo.

Por una parte agradezco que lo hiciese aunque yo hubiera entregado mi alma a quien fuese con tal de que Hugo chocara sus labios con los míos. Lo agradezco porque si me nos hubiéramos besado para después pasar de mí no lo hubiera podido soportar.

Rafa y yo arreglamos el otro día lo ocurrido. Después de que Hugo me dejara con el alma en los pies, Rafa me escribió diciéndome que lo sentía. Acabamos en mi casa y hablamos lo ocurrido.

Todavía estaba tocada por el desborde de sentimientos de las últimas horas y me encontraba más fuera de mí que dentro.

Rafa y yo lo hicimos aquella noche. Era la segunda vez que me acostaba con alguien en toda mi vida y la verdad que no lo disfruté nada. Mi corazón lloraba por la sobrecarga de emociones y sentimientos que sentía respecto a Rafa y a Hugo, y no podía soportar el peso de aquellas sensaciones.

Quería tanto a Rafa pero a la vez mi cabeza no podía dejar de pensar ni un maldito segundo en Hugo.

Me sentí tan mala persona.

Estos últimos días he querido concentrar toda mi atención en mi novio. Se merece que seamos felices. Y ahora, ahora voy a tener que estar ni se sabe cuantas horas sola con el chico que ha puesto patas arriba mi mundo y con el que bajo ningún concepto puedo estar.

Noemí nos indica las instrucciones para que dejemos todo como estaba el día anterior. Nos da unos botes de pintura y todos los materiales necesarios para volver a reconstruir el atrezzo para una representación que se realiza dentro de unos días.

—Sigo sin creer que nos comamos todo el marrón —Dice Hugo a mis espaldas mientras lee las instrucciones que nos han dejado apuntadas en un folio.

—Tu podrías haberte librado, te recuerdo.

—Pero no hubiera podido dormir sabiendo que te la has cargado cuando eres la que menos se merece estar aquí —Me dice Hugo mirándome seriamente. Mis nervios salen a flote y tengo que darme la vuelta para que no me vea.

—Bueno... cuanto antes empecemos, antes acabamos —Leo por encima por donde tenemos que empezar y sin esperar a Hugo, me siento en el suelo y comienzo.

—Eh, eh... te ayudo.

—Puedo hacer esto yo sola. Tu comienza con esto. Lo juntamos al final —Mi voz sale más borde de lo que quería mientras le indico lo que tiene que hacer.

—Venga, empezamos como siempre. ¿Que he hecho ahora para que estés tan borde?

Le miro confundida.

EsperandoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora