Capítulo 55

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Eva

Se supone que todo el mundo en la víspera de Navidad está feliz y animado. No queda nada para noche buena, para volver a ver a mi familia y estar con mis amigos, en mi entorno de siempre. Tendría que estar dando saltos de alegría mientras hago la maleta, poniendo la música en alto y bailando al ritmo de ella. Pero esa no es mi situación actual. No se asemeja ni un poco.

Llevo dos días encerrada en mi habitación sin salir; solamente abandono mi pequeño cuarto para ir al baño y para obligarme a mi misma a  picotear algo de vez en cuando y beber agua. Estoy en la mierda absoluta pero no soy idiota. Sé que necesito alimentar a mi estómago y saciar mi sed, aunque lo único que quiera es llorar hasta quedarme dormida.

Anne solo volvió para hacer su maleta de forma increíblemente rápida y sin mirarme ni un solo momento. Aunque intentara hablar con ella, todos mis esfuerzos eran en vano. Me trataba como si fuera invisible. Antes de irse por la puerta me dijo que ya nos veríamos por la Academia y así sin más, me confirmó que no iba a volver.

Eso fue una de las razones por las que llevo sin ganas de vivir estos días. La otra gran razón es porque no puedo sacarme la imagen de la cabeza de Hugo cuando le dije que quería separarme de él por un tiempo. Creo que nada me ha dolido más en esta vida ver como el corazón se le iba haciendo pedazos a través de sus ojos. Le prometí que no le iba a hacer daño. ¡Prometí a su madre que no le iba a romper el corazón y yo misma se lo he arrancado del pecho y lo he tirado al suelo!. Le prometí a Hugo siempre estaría a su lado, pero a la mínima de cambio no lo he hecho, me he acobardado y me he alejado. Algo característico en mí.

Le quiero, le amo, le adoro; pero todo ha pasado muy fuerte y las cosas han cambiado radicalmente. Y era lo que me temía desde el principio. Pensé que no me iba a afectar de esta manera, de llegar a replantearme lo mío con Hugo, pero ni yo misma me comprendo y no sé de dónde sale esta necesidad de alejarme de todo, incluso de él. Me he dado cuenta estos dos días que llevo sola con mis pensamientos, que solo traigo desgracias a Hugo. Soy mala para él. Nunca va a estar seguro por donde voy a salir ya que ni yo misma sé que impulsos me saldrán a continuación.

Lo que pasó antes de Copenhague que hizo que Hugo desconfiara de mí, fue culpa mía y de mis inseguridades; el accidente donde casi muere, también lo fue y lo de ahora también es culpa mía. ¡Quiero estar con él, pero no creo que sea lo mejor para ambos! Ambos hemos perdido mucho y yo no encuentro fuerzas para soportar que he perdido a mis mejores amigos y que he hecho daño a las personas que quiero, incluido a Hugo.

No me puedo perdonar ante las decisiones que he tomado y quizá todo tiene que mejorar para que Hugo y yo podamos estar juntos de verdad. Y no sé cuánto tiempo pasará y no sé si Hugo está dispuesto a esperar a que yo coja fuerzas para seguir adelante.

Soy yo misma la que me impido ir hacia mi felicidad y no sé como pararme los pies.

Por eso necesito alejarme de aquí cuanto antes. Espero que los días en Galicia me ayuden para mirar la situación de otra perspectiva y me ayuden a decidirme si quiero seguir nadando contra corriente y continuar mi historia con Hugo. O al revés, si es mejor no arriesgarme y empezar de cero y aunque me mate por dentro, despedirme de él y nuestra historia e intentar recuperar poco a poco mi vida. Sé perfectamente que mientras estemos juntos, ninguno de nuestro grupo va a querer arreglar las cosas por todo el daño que hemos causado, sobretodo a Rafa y a Anne. Pero Hugo y yo necesitamos amigos, apoyos, necesitamos que nuestra estancia en la Academia no sea un infierno. Todos sabrán lo ocurrido, y soy una persona que le importa demasiado lo que los demás piensen de mí y sé perfectamente que me tendría que dar igual, luchar por estar con Hugo y adaptarme a las consecuencias pero simplemente no siento fuerzas para hacerlo.

EsperandoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora