Capítulo 42

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Hugo

Los días en Dinamarca se pasan volando. No paramos de hacer cosas ya sea yendo a charlas, clases de composición, turismo por la ciudad...

Es nuestra última noche aquí y no puedo evitar sentir tristeza ante el hecho de irme. Estar aquí, rodeado de música, amigos y cultura es una verdadera fantasía.

Ayer fue un día memorable. Después de toda la mañana atendiendo en una larga y en mi opinión, bastante aburrida, charla sobre la música moderna, nos llevaron el resto de la tarde y noche a los Jardines Tivoli; uno de los más antiguos parques de atracciones de toda Dinamarca. Pero sin duda lo mejor de todo es volver a estar bien con Eva. No nos despegamos en todo el día aunque siempre que estábamos con el grupo teníamos que guardar las distancias, cosa que me cuesta bastante, ya que no pueden sospechar nada nuestros amigos; sobretodo Rafa.

Esta mañana tuve la oportunidad de volver a enseñar mi canción Sirena, y alguna que otra composición que he escrito. Habían venido gente importante a vernos como nos desenvolvemos en el escenario, como componemos etcétera y la verdad espero haber impresionado a alguna compañía o discográfica... sería perfecto.

Eva pasa las manos por mi pelo. Estamos sentados en la cama de ella ya que no hay nadie en su habitación porque los demás están terminando de comer.

—De verdad, estoy segura de que te van a llamar para que trabajes para ellos —Me dice Eva —Les has dejado impresionado a todos y obviamente a mí también.

—Tampoco es para tanto. Yo creo que tú tienes más oportunidades.

—Para nada. Yo solo he cantado una canción.

—Pero tienes el doble de talento que yo.

—Al final nos acabamos pegando. No digas eso —Coge mi cara y me planta pequeños besos por las mejillas —. Estoy segura de que vas a triunfar.

Me río y abro la boca para morderle la mejilla.

—¡Ahhh! Hugo no hagas eso —Dice pero se ríe.

—Lo siento no lo puedo evitar. Son mordiscos de amor que lo sepas.

Eva imita mi gesto y me muerde también.

—No te mereces esa cara que tienes.

Me planta un beso en la boca y se levanta de la cama. Me tiende la mano para ayudar a levantarme de la cama.

—Las chicas subirán en seguida. Las he dicho que voy a pasar la tarde libre con ellas — Hago un puchero con la boca, pensaba que íbamos a pasarla juntos —. Ay, no me pongas esa cara. Te prometo que esta noche la pasamos juntos, ¿vale?

Asiento con la cabeza y cojo su mano para despegarme de la cama. Me acerca hacia ella y nos abrazamos.

—¡Para de oler tan bien! —Me río ante su comentario.

—Bueno, nos vemos esta noche.

—No me eches demasiado de menos.

—Lo intentaré... —Contesto y salgo por la puerta. Eva me despide con la mano y me dirijo a la habitación.

El móvil comienza a vibrar en mi bolsillo. Número desconocido.

—¿Diga?

—¿Eres Hugo? ¿Hugo Cobo? —Pregunta la voz de un hombre al otro lado de la línea.

EsperandoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora