Capítulo 12

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Hugo

—Entonces esta fiesta se hace todos los años, ¿no?. Es una especie de tradición, entonces.

—Exacto —Dice Rafa poniéndose la camisa—. Te va a molar muchísimo.

—Ya sabes. Todo lo que sea fiesta y cerveza gratis, bienvenida sea.

Nos reímos mientras recordamos viejos pedos.

La puerta suena al rato.

—Debe de ser Fla —Rafa va a abrir la puerta.  Flavio aparece al segundo en nuestro campo de visión. Va con una camiseta over size de color negro y unas cadenas cuelgan de su cuello.

—Menudo rollazo me lleva el niño —Le alago después de un silbido.

—Tus gafas le quitan un poco el rollo —Le pica Rafa.

—Oye, no te metas con mis gafas —Se queja Flavio.

Flavio se sienta a mi lado.

—Que guapo, ¿no? —Me dice y observa lo que llevo puesto.

Tengo una camisa de un color rojizo decorado con unos dibujos negros. La llevo un poco abierta, al estilo Andaluz, como digo yo, dejando visibles mis tatuajes del cuello y unos pantalones pitillos negros. Además no se me olvida ponerme un colgante y el pendiente a juego.

—Hay que causar buena impresión.

Flavio se queda un momento en silencio. No le conozco mucho, pero se que es hombre de pocas palabras. Pero eso no es un problema, se nota que es una persona genial.

—Crees... ¿crees que le gustará a Samantha? —Dice bajito.

Le miro un momento perplejo.

—Seguro que sí, Flavio.

—Es que... sinceramente ya no sé que hacer con ella.

—¿No estáis saliendo? —Pregunto. Es lo que llevaba pensando hasta ahora.

—No, es muy complicado. A veces pienso que le gusto, otras veces pienso que solo soy una diversión para ella.

—Pues aléjate, no puede jugar contigo de esa manera.

—Si yo lo sé... lo que pasa es que... estoy bastante pillado de ella. Pero ella se niega a aceptar sus sentimientos. No puedo hacer nada.

Me quedo callado unos segundos sin saber que decir.

—Tiempo al tiempo. Quizá solo necesite un empujón —Le doy un golpe amistoso en la espalda. En ese momento sale Rafa del baño.

—Venga par de moñas, dejad los problemas a un lado y vamos a pasarlo bien.

Cuarenta minutos más tarde llegamos a la respectiva casa. Está a las afueras del centro de Madrid así que fuimos en coche. Flavio llevó también su coche. Habíamos quedado Rafa, Flavio, Anne, Sam, Eva y yo como grupo. Los demás se irían uniendo más tarde. Las chicas iban en transporte público y llevábamos dos coches en caso de que alguno le pasara algo o necesitara volver. Los demás volverían en el coche restante.

La casa, bueno casaza diría más bien, estaba reservada especialmente para esta casa. Nadie sabía quien la pagaba la única condición para ir era:

1. Pertenecer a la Academia.

2. Traer algo de comida o bebida.

—Vaya —Miro asombrado. La finca estaba muy bien ubicada. Estaba lejos de vecinos molestos que pudieran llamar a la policía, por lo tanto, se podía apreciar como retumbaba la música desde dentro. También pude observar las luces de la piscina de detrás. Nunca había ido a una fiesta tan... universitaria.

—Eva dice que casi están —Informa Rafa.

Veo como Flavio se pone nervioso.

—Tranquilo —Le susurró. Flavio me sonríe a medias y se ajusta la gafas.

Poco después se oímos como alguien grita:

—¡Las reinas de la fiesta han llegado! —Nos giramos y vemos a las tres chicas aproximándose a nosotros.

Sam era la que mas resaltaba de las tres. Era mucho más alta que las otras dos y al ser rubia con ojos claros llamaba mucho la atención. Llevaba un vestido corto ajustado de color malva y unos tacones que hacía que perfectamente alcanzara la altura de Flavio.

Noté como el recién mencionado abría ligeramente la boca impresionado y sonreí. Para ser sinceros mi mirada se dirigió desde el primer momento a la pequeña con el pelo largo y liso. Sus grandes y azules resaltaban como nunca debido al maquillaje que se había puesto. El vestido que llevaba resaltaba sus curvas de manera elegante. Me obligue a apartar la vista.

Rafa se abalanzó sobre ella y la plantó un beso en la boca.

—Estás increíble —Le dijo.

"Y que lo digas"

Mire a Anne. Ella también estaba muy guapa. Había peinado sus rizos hacia atrás y llevaba un top a juego con unos pantalones campana. Al ser los únicos "sin pareja" me acerqué a hablarle.

—Que guapa está mi compañera de trabajo —Le piropeo.

Ella da una vuelta sobre sí misma.

—Muchas gracias. Me gusta tu camisa.

Le doy las gracias y decidimos sacar a las parejitas de su burbuja.

—¿Qué? Vamos a entrar o tenemos que seguir haciendo de sujetavelas toda la noche —Digo. Los cuatro me miran y se ríen.

—¡Que empiece la fiesta! —Grita Sam y nos adentramos entre la multitud.

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Hoy os dejo 5 capítulos porque ayer se me olvidó subir el cuarto :)
Solo digo que ya se empieza a venir...

EsperandoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora