Hugo
Sigo procesando lo que ha pasado con Eva mientras conduzco por la carretera. Me he ofrecido a llevar a Eva a casa, así no tiene que preocuparse por coger un bus y esperar con esta tormenta que está cayendo.
Vamos en silencio. Creo que estamos asimilando lo que acaba de pasar entre nosotros y ninguno está dispuesto a hablar primero.
Mi cabeza está hecha un lío. No sabía el nivel en los que estaba aguantado las ganas de besarla hasta que lo he hecho. No he podido sacármela de la cabeza desde hace mucho tiempo y no sé que estará pensando ella, pero no puedo evitar que el corazón me vaya a mil cuando estoy a su lado.
Pero es un problemón ya que tengo novia, aunque en estos momentos no esté en la mejor de las situaciones y es la novia de mi mejor amigo.
Dios. Soy una mierda de persona.
Eva no me ha dirigido la palabra en todo este tiempo. Se limita a mirar por la ventanilla, observando como las gotas de agua resbalan por el cristal. Quiero decir algo, pero no se me ocurre nada. Y es muy raro en mí. Yo no me quedo sin palabras.
Lo que me hace esta chica...
—Ya estamos —Digo y aparco en doble fila, justo delante de su portal. Eva hace un gesto con la cabeza como si la hubiera bajado de las mismas nubes y volviese a pisar la tierra.
—Bueno...
—Bueno...
Nos quedamos mirándonos a los ojos durante varios segundos sin encontrar las palabras correctas para decirnos.
—Creo... creo que no le debemos mencionar esto a nadie —Soy yo el que rompe el silencio.
Eva asiente con la cabeza pero no se mueve del asiento.
—Será mejor que me vaya... espero que este sea el último castigo que recibamos.
Sonrío un poco.
—No ha estado mal —Digo.
Eva esboza una pequeña sonrisa pero enseguida la borra. Se gira dispuesta salir pero cuando quiere abrir la puerta, esta está atascada. Compré un coche viejo de segunda mano hace unos días para moverme por aquí y así no tener que pedirle prestado a Rafa el suyo. Funciona bien para desplazarse de un sitio a otro pero tiene algún que otro defecto, como el de que cuesta abrir las puertas.
Me inclino para ayudar a Eva a abrirla con un truco que me enseñó el vendedor. Eva se incomoda al ver que prácticamente estoy encima de ella.
—Mmm... ya está —Digo yo, intentando no pensar en el hecho de que estamos muy pegados.
De pronto Eva hace algo que no me esperaba ni en mil años.
De un empujón me devuelve a mi sitio, me coge la cara y pega sus labios con los míos.
Yo al principio me quedo perplejo porque no me lo esperaba, pero enseguida sigo besándola apasionadamente.
Estamos en una posición bastante incómoda, así que Eva como puede se sienta a ahorcajadas encima de mí.
Me estoy volviendo loco con el sabor de su boca y prácticamente me estoy quedando sin aire, pero me importa una mierda. Solo puedo pensar en ella, en su olor, en sus labios sobre los míos.
Pero el momento de pasión desenfrenada para de improvisto. Eva se separa de mí y al hacerlo tan rápido, choca su espalda con el volante, haciendo que el coche pite y nos de un susto a los dos. Con demasiada rapidez, Eva se quita de encima de mí y sale por la puerta sin despedirse, cerrándola de un portazo.
Me tomo unos segundos para retomar el aire y asimilar por segunda vez todo lo que acaba de pasar.
········
Pasan los días y como ya es habitual, no sé de Eva. Estamos cogiendo la rutina de que cada vez que nos acercamos, nos volvemos a alejar tan rápido como dos polos iguales. Aunque esta vez pasamos el límite, dos veces además.
Nos hemos estado evitando mutuamente durante días. Los únicos momentos que estamos juntos es cuando quedamos con el grupo. Ninguno de los dos queremos que empiecen a sospechar de que algo ocurre.
No voy a mentir. No puedo sacármela de la cabeza. Y es una jodida mierda.
Sus ojos, su manera de iluminar cualquier sala que pise con su sonrisa, el recuerdo de su boca sobre la mía... está haciendo estragos en mi cabeza, sobre todo por las noches.
Me siento tan mal queriendo mandar a la mierda todo solo por una chica. Una chica que ha revolucionado mi mundo completamente en un misero mes.
Cuando estoy con Eva... es todo tan fácil. Hemos conectado desde el primer momento de una manera increíble. Me sigue el rollo en el sentido de que cuando estamos solos somos como niños, diviertiéndose el uno con el otro. No existe nada más salvo los dos. Siento que puedo contarla cualquier cosa y que puedo ser yo mismo, por muy cliché que suene.
Y esa es la parte más jodida de que me guste tanto Eva.
Aurora me ha estado llamando últimamente pero no se lo he cogido. No he tenido el valor de enfrentarme a la realidad. Por muy difícil y tóxica que pueda llegar a ser, ha sido mi estabilidad durante bastante tiempo ya, mi refugio en mis tiempos más oscuros... y no sé si estoy listo para dejarlo por algo que quizá sea efímero.
Estoy enfrente de la puerta del apartamento de Anne y Eva. El lunes comienzan a exponerse los trabajos y rezo internamente que no esté Eva en el apartamento.
Llamo al timbre y no puedo evitar ponerme nervioso. ¿Que hago si está Eva?¿ Actúo como si nada hubiese pasado y la abrazo, para mantener las apariencias?
La puerta se abre y mi corazón da un vuelco al ver a Eva enfrente mío. Lleva una sudadera que claramente no es su talla porque casi le llega a las rodillas aunque quién es Eva sin su ropa over-size.
Tiene el pelo suelto y un poco revuelto y no tiene ni pizca de maquillaje.
Está tan guapa aunque no lo intente.
Hugo, no.
Eva me mira a los ojos por primera vez en lo que a mí me parece demasiado tiempo.
Abre la boca para decir algo pero no le salen las palabras. Lo intento yo, pero tampoco. Que mierda es esta.
—¡Hugo! —Saluda Anne y me indica con la mano que pase —. Eva, parece que has visto un fantasma.
Eva simula una risa y se va a su cuarto. No se me pasa desapercibido sus ojos llorosos.
—Comencemos a ensayar.
Anne y yo tenemos ya todo listo para el lunes. Hoy es sábado. Tenemos dos días para repasar a tope y poder bordarlo.
No soy el mejor actuando, pero creo que lo podemos hacer muy bien el Lunes.
Eva entra al salón justo cuando Anne y yo estamos practicando las ultimas líneas. Se queda mirándonos desde el rellano de la puerta que da al pequeño pasillo. No tengo casi tiempo para interpretar su mirada. Tengo que concentrarme en Anne y no puedo dejar que mi mirada se dirija a ella más de lo debido.
Llega casi la parte del beso, que aunque no vayamos a hacerlo hasta el día de la actuación, tenemos que meternos en el papel a tope.
Un pensamiento de pronto surge en mi mente y aunque no pueda evitarlo, encuentro deseándolo. Que la persona que tengo delante ahora mismo, interpretando esta escena tan intensa y emocional ojalá fuese Eva y no su amiga.
•••••••••••
¡¡Mañana se viene más atentxs!!
De verdad espero que os este gustando
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Esperando
Fiksi PenggemarUno no elige lo que siente. A veces no puedes evitar que se te acelere el corazón por la persona equivocada. Sabes que no puedes, pero quieres. Eso es lo que les pasa a Hugo y a Eva. A veces no tienes más remedio que tirarte al vacío para conseguir...