26-El osito y el gatito

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Nash:

-¡Oye despierta!—me llamó Nadia dándome una palmadita en la mejilla—¡Despierta, Ted se va!—gritó.

Me senté rápidamente en la cama, mirando alrededor confuso. Nadia estaba parada al lado de la cama, mirándome con una sonrisa. Esta se dio vuelta y abrió las cortinas, al mismo tiempo que la luz del sol entraba en el cuarto que compartimos ambos.

-¿¡Que te pasa para mentirme de esa manera!?—pregunté ofendido.

-¿Mentirte? Yo no te mentí—dijo esta frunciendo el entrecejo—Ted y Dylan realmente se van a ir en un rato.

Salté de mi cama y me puse rápidamente de pie. Ignorando el mareo que sentí en ese instante, salí corriendo del cuarto, siendo seguido por una Nadia preocupado.

-¿¡Ustedes se van!?—pregunté entrando de golpe en la cocina.

-¡Nash, despertaste!—dijo Ted viniendo frente a mí y abrazandome—¡Te extrañé mucho!

-Yo también te extrañe—dije nervioso, devolviendole el abrazo—¿Es verdad que te vas?

-Ya pasamos mucho tiempo aquí descansando—explicó Dylan triste—no sabemos que pasa con nuestros amigos en el mundo de la arena, pero necesitamos ir a ayudarlos.

-Esta bien...—dije mirando al suelo.

-¡Vamos no te desanimes!—dijo Ted dándome una palmadita en el hombro—volveremos a vernos, y podremos vivir en paz sin tener que preocuparnos por Jack.

-Supongo...—dije desanimado—Bueno desayunemos—dije sentándome en la mesa.

Nadia suspiró y me dejó mi desayuno frente a mí, antes de sentarse a mi lado y quedarse callada. Ted se sentó a mi izquierda al mismo tiempo que los que faltaban entraban a la cocina.

-¿No vas a comer?—susurró Nadia para que no la escuchara nadie mas—si no comes te vas a enfermar. Haz un esfuerzo por favor.

Asentí con desánimo y acerqué el tenedor a mi boca, sin siquiera querer comer. Al fin cuando aceptaba mis sentimientos por Ted, él se iba a ir y me iba a olvidar, dejándome con un corazón roto. Dejé caer el tenedor en el plato y dejé caer mi cabeza en el hombro de mi hermana.

-¡Nash...!—susurró esta preocupada.

-¡Aquí viene el avioncito!—gritó Teddy agarrando mi tenedor y acercándolo a mi boca mientras sonreía—¡Di ahh!

Me quedé mirando el tenedor durante largos segundos, y vi por el rabio del ojo como Ted fruncia el entrecejo preocupado. Nadia me dio un codazo en la costilla y abrí la boca molesto.

-¡Sí! ¡Nash comió!—dijo Ted sonriendo—¿Ves Dylan? Tu también necesitas comer para ser alto y lindo como Nash.

-Me estas ofendiendo—dijo este riéndose al mismo tiempo que me sonrojaba—pero igual tengo 10 años, sigo teniendo tiempo para crecer.

-¡Aquí viene otro avioncito!—gritó Teddy mientras Thalia sonreía y le pasaba el desayuno a Dan.

-¿Tengan cuidado chicos, ok?—les pidió Mark con una sonrisa—ha sido un honor conocerlos a todos, gracias por habernos dejado estar en vuestra casa—le agradeció a los adultos.

-¿De que hablas, tonto?—le preguntó Connor—ustedes se quedan aquí. Vamos a seguir juntos hasta el final.

-¿Nos van a dejar seguir en vuestra casa?—preguntó Isabel sorprendida.

-Claro que sí—dijo Thalia riéndose—ahora ustedes son como hijos para nosotros, necesitamos cuidar de ustedes.

Esta me miró y guiño un ojo, por lo que entendí rápidamente el mensaje. Si yo seguía con ellos, cuando esta guerra haya acabado Ted al volver me encontrará aquí esperándolo. Sonreí nervioso en modo de agradecimiento al mismo tiempo que Ted volvía a darme de comer.

La Aventura del Zodiaco [PAUSADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora