33-Red, Blue y Green

45 11 66
                                    

Rachel:

—¡Ya llegamos! —exclamó Sao, emocionado.

—¿Qué iban a hacer ustedes aquí? —les pregunté frunciendo el entrecejo.

—¡Ah! ¡Es...! —Ofiuco se quedó unos segundos, pensativo.

—¡Ah claro, algo privado! —me acordé riéndome—¡Igual yo también necesito hacer algo! —les expliqué.

Estos asintieron y me dieron la espalda, empezando a alejarse. Nos encontrábamos en la sociedad de poder, más exactamente en el lugar donde dejaron a la gente que dormía. Solo habíamos venido Sao, Ofiuco y yo, pero aun así una "personita" me había pedido un enorme favor.

Avancé, mirando alrededor e intentando adivinar donde era eso. Era algo demasiado complicado, ya que ya era casi media noche y no se veia bien el camino. Aun así, no me importaba, tenía toda la noche para poner en marcha mi plan.

El plan era algo absurdo, viéndolo desde la perspectiva del presente, pero sabía que en el futuro nos iba a servir mucho. Volví a mirar alrededor, antes de volver a suspirar y seguir avanzando.

De repente escuché un rugido atrás mío, que se escuchó más fuerte, puesto a que era de noche y técnicamente me encontraba en una ciudad "fantasma". Sentí algo separarse de mi cuerpo, por lo que sonreí con malicia, siguiendo avanzando, sin darme vuelta.

—¡Encárgate por favor de esto, Igris! —le susurré a la sombra que había salido de mi pecho.

¡Sus deseos son ordenes, mi reina!

Me quedé parada, pensando, al mismo tiempo que esperaba a que Igris acabara. Segundos después este carraspeó, llamando mi atención. Me di vuelta para mirarlo, encontrándolo con un montón de cadáveres a sus pies.

—¿Cuántos son? —cuestioné viendo que eran muchos.

¡Son 3! —contestó después de contarlos.

—¡No es el número de soldados que necesitaba, pero igual está bien para mí! —exclamé feliz.

Me acerqué a Igris, antes de arrodillarme al lado del primer cadáver, antes de cerrar los ojos y concentrarme en su alma, que aun sentía al lado nuestro.

¡ARISE! —grité, escuchando mi voz mucho más potente y más diferente que antes.

Abrí los ojos, y vi frente a mi como algo, una mezcla de negro y azul, salía del cadáver, quedándose frente a mí y tomando la forma de una persona. Aunque haya hecho esto un millón de veces, me seguía sorprendiendo al igual que la primera vez.

—¡Deme un nombre, mi reina! —exclamó una voz en mi cabeza, diferente a la de Igris.

—¿Qué nombre le podría dar? —le pregunté a Igris.

Este se agarró la barbilla, pensativo, antes de chasquear los dedos y mirarme con emoción.

¡Tengo una idea! —me explicó, feliz.

Sao:

—¿Seguro que quieres venir conmigo? —le pregunté a Ofiuco—¡Ya sabes, no estamos seguros sé si va a funcionar o no, quizás nos demos falsas esperanzas!

—¡La esperanza es lo último que se pierde! —me contestó este, encogiéndose de hombros—¡Ella mismo me lo decía!

—¡Tienes razón, no nos podemos rendir sin intentarlo! —lo apoyé.

—¿Entonces donde deberían estar? —me preguntó mi nieto—¿Te sigues acordando de la casa?

Asentí y seguí avanzando, mirando alrededor para saber dónde estaba exactamente. De repente un ruido raro llamó mi atención, por lo que miré a Ofiuco con el ceño fruncido.

La Aventura del Zodiaco [PAUSADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora