XLV

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Gart solo tuvo que seguir a Abelardo y a Eloísa que iban haciendo el camino sin ninguna indicación por parte de sus rescatistas. Pronto ya estaban rodeando el techo de la Waystation hasta que una sección de tejas se abrió, permitiéndole a los grifos y al pegaso entrar en espiral hasta el gran salón. Aterrizaron en la cornisa, los grifos al lado de su nido, mientras que Gart un poco más alejado. Josephine y Leo subían las escaleras para unirse a los recién llegados. Josephine primero lanzó sus brazos alrededor del cuello de Eloísa, luego de Abelardo. 

—¡Oh, mis amores! ¡Están vivos! 

Los grifos arrullaron y se inclinaron contra ella en saludo. Josephine le sonrió a Meg. 

—¡Bienvenida! Soy Jo. 

Meg parpadeó, aparentemente no estaba acostumbrada a un saludo tan entusiasta. Leo ayudo a Maggie a bajarse de su pegaso viendo la desastrosa apariencia que la chica cargaba con el ceño fruncido, dejándola para acercarse a su novia.  Calipso medio escaló, medio cayó de la espalda de Eloísa. Habría caído en la cornisa si Leo no la hubiera atrapado. 

—¡Wow, mamacita! —dijo—. ¿Estás bien? 

Ella parpadeó soñolienta. 

—Estoy bien. No molestes. Y no me llames... 

Se desplomó contra Leo, quien luchó para mantenerla erguida. Se giró a ver furioso más que todo a Apolo. 

—¿Qué fue lo que le hiciste? ¿Qué fue lo que les pasó?

 —¡Nada! —protestó Apolo, buscando ayuda en Maggie—. Creo que Calipso manipuló algo de magia.

Leo miró sin creer a Maggie que asintió antes de comenzar a explicarle con ayuda de Apolo lo que pasó en el zoológico. Narraron su encuentro con Litierses, el escape, y como la red de arena de pronto se disparó hacia el cielo. Meg agregó al final. 

—Fue una locura. 

—Litierses —Leo murmuró—. Odio a ese tipo. ¿Cal va a estar bien? 

Josephine revisó el pulso de Calipso, luego presionó una mano contra su frente. Hundida contra el hombro de Leo, la hechicera roncaba como un jabalí. 

𝐅𝐎𝐑𝐓𝐔𝐍𝐀 𝐆𝐑𝐈𝐄𝐆𝐀 ━━━ Reyna Ramirez-ArellanoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora